Hace un año.
Estábamos bajando del colectivo. Hace rato que estábamos viajando para poder llegar a "La Boca" que es un lugar de acá de Buenos Aires. Aunque sea, es más lindo que la plaza de aquella vez.
Ella estaba mirando para todos lados mientras caminábamos tranquilos. Las calles estaban desoladas pero aún había gente disfrutando y algunas bailando tango. Ya que era casi de noche y las luces del lugar iluminaban las veredas mientras pasábamos.
Sofía me guió hasta el riachuelo y nos apoyamos en la baranda de espaldas, viendo como una mujer y un hombre bailaban al compás de Gardel un tango.
—¿Y esta vez, que ves?—pregunto mirando la sensualidad de los movimientos de dicho baile.
Me quedé pensando por unos minutos sin saber que decir. No quería dar una respuesta como la vez anterior, pero tampoco tenía mucho que opinar.
—Veo colores, sensualidad y vida—dije intentado decir algo coherente y un poco mejor que la otra vez.
Sofía me miró por un micro segundo. Me sonrió y yo a ella.
—¿Y vos que ves?—pregunte.
En la mirada de ella pude apreciar la sorpresa. Quizás muy en el fondo se que no lo hice de compromiso, de verdad me interesaba saber que veía. Que pensaba. Que belleza vería esta vez.
—Primero que nada, estuvo mejor la respuesta que la otra vez—respondió muy entusiasmada—Y segundo, me sorprendió tu pregunta.
Sin poder evitarlo solté una risita ante su tono.
—Lo que veo es que entre los pecados y el reloj van a venir nuevos perdones. Que benditos nosotros de haber nacido en esta cuna de delirios y oportunidades, dueña de una libertad que aprisiona, pero que permite—comenzó a deleitarme con sus palabras—puedo ver ese tenue color que la cubre cuando anochece, ilumina talento y corazón, y me hace entender que realmente no hace falta más nada.
Dijo mirando cada movimiento de la pareja mientras bailaban, para después ver al cielo y por fin mirarme a los ojos. Mentiría si dijese que le entendí del todo, pero pude sentir su transparencia en cada palabra y su manera de pensar un tanto alejada de lo normal.
—Vení, vamos a bailar—hablo agarrándome de la mano.
Yo simplemente negué y la miré como si estuviera loca. Me daba mucha vergüenza y a parte yo no sabía bailar.
Ella solo río y agarró una de mis manos y la puso sobre su cintura y la otra la entrelazo con la suya, luego puso su mano libre sobre mi hombro mientras se reproducía una nueva canción, esta vez del varón del tango y sin más comenzamos a bailar.
La poca gente que había nos miraba con diversión o extrañados. Ni siquiera era tango, era algo raro. Pero la vergüenza se me fue cuando vi su sonrisa y la gracia que le causaba la situación, a lo que termine inevitablemente por reír como ella. Y quizás el mundo se hizo más relativo al verla moviéndose como podía al igual que yo, riendo, disfrutando de la noche y del tango que suena de fondo.
Seguimos así hasta que ella me habla al oído.
—Sin condición, báilame estos tangos, bebé, para mí hasta matarme, que tu carne y tus huesos hagan de esta pieza una obra de arte—hablo en un tono casi imperceptibles para luego sonreírme y yo solo la pude mirar hasta que la canción terminará.
Y los que de verdad estaban bailando tango nos aplaudieran mirándonos con una sonrisa que se las devolvemos con alegría, mientras Sofía se acercaba y les ponía plata en el sombrero que había frente a ellos a lo que le agradecieron.
Y luego ella se volvió a acercar nuevamente hacía mi.
—Me hiciste pasar una re vergüenza, Sofía—dije mientras caminábamos por el caminito lleno de colores mirando al piso.
Ella solo río y hablo.
—Que nos mire mal toda esa gente afuera, bebo ¿Quién nos quita lo bailado?—dijo riendo y yo solo seguía mirando los colores del piso.
Seguimos caminando por unos minutos más hasta que se frena y me agarra del brazo para poder frenarme a mi también, consiguiendo que por fin la mire.
—¿La pasaste bien? ¿Pudiste apreciar aunque sea un poco de la belleza de Buenos Aires?—pregunto sonriendo y con una esperanza atravesando sus ojos.
Me quedé pensando y puedo asegurar que aprecie la belleza de ella, pero no le iba a decir eso, capaz pensaba cualquiera y no era la idea.
Mire nuevamente todo mi alrededor y, quizás, si pude estar aunque sea un poco cautivado por esta ciudad. Por las luces tuenes que iluminan a un lugar lleno de oportunidades y una belleza que absorbe.
Quería decirle todo eso, pero preferí guardarlo y solo decirle.
—Creo que puede ser que Buenos Aires cargue con un poco de belleza abstracta—dije mirándola y ella solo sonrío ampliamente satisfecha.
—Estoy feliz con eso. Pero créeme que algún día vas a estar tan enamorado de esta ciudad al igual que yo, tanto que vas a sacar melodías y vas a tener que darme la razón—hablo sonriendo para agarrarme la mano y seguir caminando.
Yo solo seguí vagando junto a ella sin protestar.
No creo que algún día pase, pero voy a disfrutar su mirada cargada de amor, sus palabras un tanto complicadas de descifrar pero impresionantes, y de sus hermosas locuras.
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¿¿Que onda wachos?? a mi me re gusto este cap, no se, me re gusto escribirlo y como quedó el resultado ¿a ustedes les pareció piola o que onda?
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𝑩𝒖𝒆𝒏𝒐𝒔 𝑨𝒊𝒓𝒆𝒔 𝒆𝒔 𝑨𝒎𝒐𝒓 |𝒀𝒔𝒚 𝒂| (𝒕𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒅𝒂)
FanfictionBAEA || "Donde Sofía le muestra a Alejo la belleza de Buenos Aires" "Tanta belleza incomprendida hay en esta ciudad, tanta gente sumergida en su mundo que no se dan cuenta que Buenos Aires es amor".