Epílogo

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-¿Señor Grey?

-Adelante.

Carraspeo y entro a la oficina, me he pasado esta vez, lo sé porque al ver la falda cortísima que llevo casi se le salen los ojos, o quizá sea por la camisa de botones que llevo abierta casi a la mitad, me guardo el lápiz en el moño que me hice a prisa y sostengo con fuerza las carpetas en mis manos.

-Le traigo los um... informes del mes.

-¿Ah sí? -gira su silla- creo que necesito verlos más de cerca.

Camino hacia él lo más seductora posible, hasta que por uno de los tacones enormes que me he puesto se me dobla el tobillo en un ángulo de noventa grados haciéndome soltar un aullido poco seductor, medio tropiezo hasta llegar a su lado y me siento en su regazo dejando las carpetas sobre el escritorio.

-¿Estás bien?

-Estúpidos tacones enormes -cruzo la pierna y me froto el tobillo lastimado.

-Déjame revisar -palpa concienzudamente mi tobillo, pero luego sus manos inspeccionan el resto de mi pierna hasta el borde de la falda- todo se ve muy bien, nada de que preocuparse.

-Menos mal, no quiero andar cojeando por donde camine.

-Siempre puede sostenerse de mi brazo, señorita Steele -ahora su mano busca el resto de los botones cerrados- pero este atuendo requiere de mi atención ahora, estás preciosa.

-Un atuendo elegante para una asistente elegante -me paso la lengua por los labios- ¿no lo cree así, señor Grey?

Asiente encantado, nuestras bocas se juntan en un beso delicioso que comienza a volverse más intenso cuando intento encaramarme más sobre él, nos olvidamos de todo en ese instante, o al menos yo lo hago.

-Espera Ana, ¿qué hora es?

-¿Hora?

Quita la mano de mi nuca para ver la hora en su reloj, suelta una maldición y se levanta tan rápido que casi me tira al piso, por suerte estoy buen sujeta a él y logro ponerme de pie.

-Tenemos que salir ya, o llegaremos tarde.

-Pues que sea tarde.

-Eres una pervertida -me da un beso rápido- como la primera vez que entramos al cuarto rojo y me querías esposar a la cama.

-Oye, que me lo pusiste en bandeja de plata -digo mientras salimos de su oficina en el Escala, me abrocho todos los botones de la camisa, me bajo la falda y me pongo encima el abrigo rojo, Grey me mira con aprobación mientras nos ponemos las cadenas de tréboles para tomar el elevador, la última vez que lo hicimos sin ellas pasamos dos horas en ese microondas gigante- ¿me veo como una ejecutiva importante?

-Sin duda, señorita Steele -me da un apretón en la mano.

Taylor nos lleva hasta la casa de los Grey, hoy es mi cumpleaños y organizamos una reunión pequeña con nuestras familias y amigos cercanos, pero tuve que aclarar mi definición de "pequeña", pues en el cumpleaños de Christian hubo incluso un espectáculo de fuegos artificiales, el auto llega sin problemas esta vez, entramos tomados de la mano, al tomar unas copas de vino de la bandeja que nos ofrecen Grey hace que el resto caigan al suelo y se disculpa con el personal que se apresura a limpiar el desastre, yo me río lo que me hace escupir el vino por todos lados.

Somos un desastre.

-¡Llegó la cumpleañera! -Mía, la hermana de Christian anuncia nuestra llegada y las luces se apagan, mi madre y Grace sostienen un pastel de cumpleaños y todos al rededor cantan hasta que apago las velas y vienen los aplausos, las luces vuelven y ahora recibo abrazos y felicitaciones. Y regalos.

Y un trozo de pastel sobre mi camisa blanca impecable, pero bueno, estas cosas siempre me pasan, y todos lo saben.

-Ahora con todas las miradas sobre mí -digo aprovechando el momento- tengo algunos anuncios que hacer.

-¡Está embarazada! -Grace alza los brazos emocionada.

-No mamá -Christian le da unas palmaditas en la espalda- de nuevo no es eso.

-Solo recibo decepciones -le responde ella cruzándose de brazos.

-Pues espero que esto no lo sea -me muerdo el labio mirando de reojo a Grey que no me ha soltado la mano- la cosa es que oficialmente me he convertido en la directora de la editorial SIP.

De nuevo vienen abrazos y felicitaciones pero los detengo, aún no terminamos.

-Y bueno, no es todo... el CEO de Grey Interprises Holdings me ha propuesto una fusión muy interesante.

-¿Qué fusión? -pregunta mi padrastro Ray alzando las cejas con confusión.

Christian alza entonces nuestras manos unidas y el anillo que llevo destella por la luz, creando un silencio de parte de todos.

-Una fusión por el resto de nuestras vidas -añade.

-¿Y? -Grace está que se come las uñas.

-Y ella aceptó.

Ahora viene  gritos, lágrimas, champaña, abrazos, alguien me vacía una copa encima, y Christian derrumba la torre de pastelillos de la mesa, en algún momento logro volver a su lado y me alza para besarme delante de todos, Kate silba en primera fila con emoción, Elliot empuja a su hermano juguetonamente lo que nos hace tropezar de nuevo, chocamos con la mesa detrás de nosotros y aunque Andrea lo intenta, todo lo que hay encima termina derramándose.

Y bueno, así será nuestra vida ahora, llena de buena suerte y mala suerte, momentos llenos de risas y otros que se escurrirán de las manos.

Pero la vida de una asistente es así, estás ahí siempre para formar un equipo y mejorar todo.

Y yo conseguí al mejor compañero de todos.

Asistente|Relato|ChristasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora