🍼. 14

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Jeon se retorcía en la cama, buscando comodidad había algo que estaba interrumpiendo su anhelado sueño, pero no era de esa manera molesta y jodida, era más de una sensación de cosquilleo y placer, inconscientemente se impulsaba a aquello, pero en su mente se repetía la duda de que era lo que le estaba proporcionando tales sensaciones o más bien quién.

Abrió los ojos con un abrupto gruñido al sentir una mordida en su parte sensible.

— Lo siento kookie, pero no despertabas— escucho un suave plop antes de que su esposo hablara.

— ¿Amor? — pregunto algo somnoliento viendo a su Omega justo entre sus piernas, encontrándose sin ninguna prenda que tapara su intimidad. — ¿Qué haces?

— Quiero sexo amor— fue directo queriendo volver a su trabajo de hacer la felación.

— Jimin el doctor o mejor dicho Taehyung nos advirtió que a partir del octavo mes ya no podemos— se acomodó alzando al peliazul con la poca fuerza que tenía al despertarse.

— Pero yo quiero— hizo un puchero acomodándose de costado en las piernas de su Alfa, aunque se le hiciese difícil con su panza tamaño pelota de piscina.

— Amor es por el bien de nuestros cachorritos— susurro acercándose a darle algunos besos, realmente no deseaba ver a un Jimin llorando o enojado.

— Pero~— volvió a decir con sus ojos cristalizados, inevitablemente algunas lágrimas ya se habían escapado y su animal interior se sentía un completo idiota por dejar que su Omega llorase.

Sabía que se iba arrepentir de lo que iba a decir; aun así lo hizo — mmm.. y ¿Si hacemos sólo trabajos manuales? — no se equivocó al hacer su predicción, pero todo valía la pena si podía ver la hermosa sonrisa de su precioso omega.

— Sisi Jungkookie, ¿Entonces puedo seguir con mi trabajo? — revoloteo sus pestañas inocentemente, Jeon se preguntaba cómo infiernos su Omega podía poner esa cara cuando realmente iban a hacer cosas nada puras.

— Claro bebé, tú siempre lo haces bien— le sonrió traviesamente activando ese lado perverso que tenía y es que el peliazul era el único que podía excitarlo con una sonrisa.

El menor se acomodó contra el cabezal de la cama, mientras el Omega gateaba con suma lentitud y delicadeza por su vientre hinchando.

Cuando el mayor llegó a su objetivo empezó todo de nuevo, como si fuera su primera vez viendo un pene; lo acaricio, exploro y toco recordando la textura de aquel miembro oscuro y de punta rosada. El Alfa solo cerraba los ojos y suspiraba unas cuantas maldiciones al sentirse un maldito hormonal para tener la edad que tenía.

— Minie...— susurro con la voz ronca estimulando al Omega que después de tanto toqueteo por fin se animó a meter aquel miembro en su cavidad bucal, sintiendo de inmediato el sabor salado y la esencia fresca casi nula del té con limón.

Para el Alfa fue la puta gloria sentir su miembro en la boca contrario, sintiendo como los dientes a veces mordían suavemente o como la lengua saboreaba cada centímetro que podía, quería marcar su ritmo pero antes era el bienestar de su amado.

— mmhd... Jung-kookie no te contengas— murmuró apenas comprensible el mayor sintiendo la tensión en el cuerpo contrario.

Con el permiso dado el Alfa empezó a impulsarse hacia adelante en ritmos suaves que de a poco fueron más rápidos, en muchas ocasiones el peliazul sentía ahogarse o sentía arcadas, pero estaba acostumbrado él sabía cómo apañárselas.

— Sepárate que me voy a correr bebé— hablo con la voz jadeante y ronca.

El Omega asintió y se separó con un obsceno pop, para luego levantarse y pasar sus brazos por su cuello y de esa manera unir sus labios en un beso para nada dulce, siendo fogoso y caliente, sólo escurriendo la saliva por las esquinas. Fue imposible para el Alfa mantener las manos quietas, así que bajo sus manos para meterlo debajo del pijama y bóxer de su omega, apretando sus dos masas suaves sacando un gemido en medio del beso de los labios contrarios.

𝐒𝐞𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐩𝐢𝐭𝐲 🍼 | 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora