1.- comienzo

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En un largo sendero iban dos gemelos caminando sin rumbo, estuvieron caminando por casi dos semanas, la pequeña jalaba del brazo de su hermano para que no se detuvieran. Sus padres los habían abandonado y desde entonces llevaban caminando, hasta que un circo ambulante los encontró y los acogió como asistentes de preparación para sus presentaciones.

Ambos tenían 8 años en ese entonces, ninguno tenía nombre. A pesar de su diferente sexo entre los gemelos eran idénticos, pelo café y ojos morados tirando a grisáceo, la única diferencia era que el niño tenía el brazo izquierdo de color rojizo que tapaba con un guante ya que a los demás actores del circo les incomodaba su extraño brazo e incluso lo denigraban por eso a diferencia de su hermana que ella se veía bastante normal, pero en su espalda tenia grandes cicatrices a lo largo de ella, ella decía que eran marcas de nacimiento pero las demás personas pensaban que sufrió abuso físico.

Un día ambos niños salieron de la carpa a tomar un descanso y vieron a uno de los payasos de cuclillas frente a un perro que estaba tirado en el suelo. Ambos se acercaron de a poco al payaso y el niño fue el primero en decir alguna palabra. - Tu perro...¿murió? - Le preguntó dudando de si debió haber dicho algo.

- Era bastante viejo así que...- Respondió el payaso viendo el cuerpo del perro en el suelo, ambos niños se miraron y el niño se agacho al lado del payaso seguido por su hermana. - Por cierto...¿Quiénes son? - Preguntó el mayor viendo a ambos niños a su lado.

- Solo somos ayudantes. - Hablaron a la par ambos niños. - ¿Oh? pero si ambos están llenos de moretones. - Menciona el payaso mientras se echaba baba en el dedo y lo acercaba a la cara del niño. - ¿Pero qué crees que haces? ¡Qué asco! - Grito el niño y la niña miraba risueña la situación.

- Te estoy desinfectando. ¿Les pego Kojimo-san? - Preguntó el payaso y ambos niños respondieron molestos. - No te incumbe. - El volvió a hablar. - ¿Tienen amigos? - Esta vez solo el niño respondió. - No te incumbe.- En eso el payaso se levantó y empezó a preparar la tierra para sepultar al perro.

- Cuando sea grande y fuerte me voy a largar de aquí, no necesito amigos, estar junto a mi hermana es más que suficiente, solo la necesito a ella para estar bien. - Decía viendo a su hermana para luego voltear al payaso que estaba dando paladas de tierra enterrando al difunto perro.

- ¿Si?¿si?¿si? - Dijo el payaso mientras hacía monerías con su cara, ambos niños miraron serios al payaso y a la par musitaron - ¿Qué haces? -

- ¿Qué? ¿No les dio risa? - Preguntó el payaso y la niña algo tímida levanto su mano lentamente y casi en un suspiro habló. - Lo sentimos pero no nos gustan los payasos. - Dijo escondiéndose un poco detrás de su hermano y este habló - En realidad los detestamos, los odiamos. -

- Mmm... Yo también odio a los que no se ríen. - Dijo el payaso y puso una pequeña pelota de color verde encima del montículo de tierra donde yacía su difunto perro. - ¿Por qué no lloras? Tu y el perro vivían juntos ¿No? ¿No estás triste?- Dijo el niño mientras observaba el montículo de tierra.

- Tan triste que me quiero morir. - Dijo el payaso volviendo a hacer monerías y el niño gritó molesto - ¡Para ya! - Mientras la niña le daba palmaditas en la espalda para tranquilizarlo.

- Te cuento que no puedo llorar, no se por que pero por alguna razón me quede sin lagrimas. - Dijo el payaso volviendo a agacharse y quedar a la altura de los niños mientras veía la tumba improvisada de su perro.

- ¿Qué se supone que significa eso? - Dijo la niña inaudible para los dos presentes. - ¿Cómo se llamaba? Cuando mi hermano lo acaricio este lo lamio y también jugaba conmigo en los descansos... - Decía la niña mientras se le escapaban las lágrimas. - ¿Por qué estoy llorando si ni siquiera lo conocía? Waa arrrghh. - Dijo el niño quien empezó a llorar más fuerte.

la destructora del tiempo. {Kanda Yu y tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora