Capitulo 5

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—Por favor, no me hagas sentarme en el pasillo —dijo Levi. 

Cath pasó por encima de sus piernas para llegar a la puerta. —Tengo que estudiar. 

—Reagan llega tarde, y ya he estado aquí sentado media hora. —Su voz descendió hasta un susurro—: Tu vecina con las botas rosas Ugg sigue saliendo para hablar conmigo. Ten piedad. 

Cath le frunció el ceño. 

—No te molestaré —dijo él—. Solo esperaré tranquilamente por Reagan. 

Rodó los ojos y entró, dejando la puerta abierta detrás de ella. 

—Puedo ver porqué Reagan y tú se han hecho amigas. —Se levantó y la siguió—. Ambas pueden ser extremadamente bruscas a veces. 

—No nos hemos hecho amigas. 

—Eso no es lo que oí… Oye, ahora que estás comiendo en el comedor, ¿puedo comerme tus barritas de proteínas? 

—Ya estabas comiéndote mis barritas de proteínas —dijo Cath con indignación, sentándose ante su escritorio y abriendo su ordenador portátil. 

—Me sentía mal por hacerlo a tus espaldas. 

—Me alegro. 

—¿Pero no eres más feliz ahora? —Se sentó al final de su cama y se apoyó contra la pared, cruzando sus largas piernas por los tobillos—. Ya luces mejor alimentada. 

—Um, ¿gracias? 

—¿Entonces? 

—¿Qué? 

Él sonrió. —¿Puedo tomar un barrita de proteínas? 

—Eres increíble. 

Levi se inclinó y metió la mano debajo de la cama. —Las de "Felicidad de Arándano" son mis favoritas… 

Cath en realidad estaba más feliz ahora. (No es que fuera a admitir eso a Levi). Hasta el momento, ser la obra de caridad de Reagan no requería mucho, solo bajar al comedor juntas y ayudar a Reagan a ridiculizar a todo el mundo que pasaba por su mesa. 

A Reagan le gustaba sentarse junto a la puerta de la cocina, justo donde la línea del buffet daba paso al comedor. Ella lo llamaba asientos de desfile, y nadie estaba a salvo. —Mira —había dicho anoche—, es Gimpy. ¿Cómo crees que se rompió la pierna? 

Cath alzó la vista hacia el tipo, un personaje de aspecto peligrosamente moderno con pelo desgreñado y gafas de gran tamaño. 

—Probablemente se tropezó con su barba. 

—¡Ah! —dijo Reagan—. Su novia está llevando su bandeja. Solo mírala, ese es un brillante unicornio. ¿Crees que en realidad se conocieron en un anuncio de American Apparel? 

—Estoy bastante segura de que se conocieron en la ciudad de Nueva York, pero les tomó cinco años llegar hasta aquí. 

—Oh, Chica Lobo a las tres en punto —dijo Reagan emocionada. 

—¿Lleva puesta una cola de clip? 

—No lo sé, espero que… No. Maldita sea. 

—Como que me gusta un poco la cola. —Cath sonrió con cariño ante la chica gordita con el pelo teñido de negro. 

—Si Dios me puso en tu vida para evitar que lleves una jodida cola —dijo Reagan—, acepto la tarea. 

En lo que se refería a Reagan, Cath ya era problemáticamente extraña. —Ya es lo suficientemente malo que tengas posters hechos a mano de Simon Snow —había dicho Reagan mientras se preparaba para la cama—. ¿Tienes que tener posters gays de Simon Snow hechos a mano? 

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