El pasillo estaba en perfecto silencio. Todos los que vivían en Pound Hall se encontraban en algún lugar más, divirtiéndose.
Cath miró la pantalla de su ordenador y escuchó la voz de la profesora Piper en su cabeza de nuevo. Siguió esforzándose por recordar toda la conversación, repitiéndola y repitiéndola, en cada momento, forzando un dedo en la garganta de su memoria.
Hoy, al comienzo de la clase, la profesora Piper les había entregado sus escenas con narradores informales. A todos excepto a Cath. —Hablaremos después de clases, ¿está bien? —le dijo la profesora con esa gentil y honesta sonrisa que tenía.
Cath había pensado que esa excepción debía ser algo bueno, que a la profesora Piper realmente le debía haber gustado su historia. A ella realmente le gustaba Cath, lo podías decir porque conseguía más de esas suaves sonrisas que el resto de la clase. Con creces, más que Nick.
Y esa escena era la mejor que Cath había escrito en todo el semestre; lo sabía. Tal vez la profesora Piper quería hablar sobre ello con más detalles, o tal vez iba a decirle que tomara su clase avanzada el próximo semestre. (Tenías que tener permiso especial para registrarte). O tal vez sólo… algo bueno. Algo.
—Cath —dijo la profesora Piper cuando todos los demás se habían ido y Cath se encontraba de pie frente a su escritorio—. Siéntate.
La sonrisa de la profesora Piper era más suave que nunca, pero todo estaba mal. Sus ojos se veían tristes y apenados, y cuando le tendió a Cath su informe, había una pequeña y roja F escrita en la esquina.
La cabeza de Cath se alzó de golpe.
—Cath —dijo la profesora Piper—, no sé qué hacer con esto. Realmente no sé qué estabas pensando…
—Pero… —dijo Cath—, ¿es así de malo? —¿Podía su escena realmente haber sido peor que la de los demás?
—Malo o bueno, ese no es el punto. —La profesora Piper sacudió la cabeza y su largo y salvaje cabello se balanceó de un lado al otro—. Esto es plagio.
—No —dijo Cath—. Lo escribí yo.
—¿Lo escribiste tú? ¿Eres la autora de Simon Snow y el Heredero de Mage?
—Por supuesto que no. —¿Por qué la profesora decía eso?
—Esos personajes, todo este mundo pertenece a alguien más.
—Pero la historia es mía.
—Los personajes y el mundo hacen la historia —dijo la mujer más vieja, como si estuviera suplicando que Cath entendiera.
—No necesariamente… —Cath podía sentir cuán rojo estaba su rostro. Su voz estaba rompiéndose.
—Sí —dijo la profesora Piper—. Necesariamente. Si te pidieron que escribieras algo original, no puedes robarle la historia a alguien más y reorganizar a los personajes.
—No es robar.
—¿Cómo lo llamarías entonces?
—Pedir prestado —dijo Cath, odiando estar discutiendo con la profesora Piper, ni siquiera quería que la mirada en su rostro fuera así de fría y cerrada, pero no era capaz de detenerse—. Rediseñar. Rejuntar. Probar.
—Robar.
—No es ilegal. —Todos los argumentos le llegaban fácilmente a Cath; todo era una justificación para el fanfiction—. No son mis personajes, pero tampoco estoy tratando de venderlos.
La profesora Piper siguió sacudiendo la cabeza, más decepcionada de lo que había lucido minutos atrás. Pasó las manos a lo largo de sus pantalones. Sus dedos eran pequeños y en uno de ellos llevaba un gran y angosto anillo color turquesa que sobresalía cerca de su nudillo. —Aunque sea legal, es difícilmente pertinente. Te pedí que escribieras una historia original, a ti, y no hay nada original allí.
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Fangirl
Teen FictionCath es fan de Simon Snow. Bueno, todo el mundo es fan de Simon Snow... Pero para Cath, ser fan es toda su vida, y ella es realmente buena en ello. Ella y su hermana gemela, Wren, se escondieron en la serie Simon Snow cuando eran unas niñas, y eso f...