Capitulo 16

56 0 0
                                    

Cath no se despertó cuando la puerta se abrió.

Pero saltó cuando se cerró de golpe. Fue entonces cuando sintió a Levi moverse debajo de ella, el roce cálido de su barbilla contra su frente. Entonces se despertó.

Reagan se encontraba de pie en el extremo de la cama de Cath, mirándolos. Todavía llevaba los jeans de la noche anterior, y la sombra de ojos azul plateado se había desplazado por sus mejillas.

Cath se sentó. Y Levi se levantó. Atontado. Y Cath sintió que su estómago salía disparando hasta la garganta.

Levi cogió el teléfono de Cath y lo miró. —Mierda —dijo—. Estoy dos horas atrasado para el trabajo. —Se levantó entonces y se puso el abrigo—. Nos quedamos dormidos leyendo —dijo, medio para Reagan, medio para el suelo.

—Leyendo —dijo Reagan, mirando a Cath.

—Nos vemos más tarde —dijo Levi, más para el suelo que para cualquiera de ellas.

Y luego se fue. Y Reagan seguía de pie al final de la cama de Cath.

Los ojos de Cath estaban pegajosos y doloridos, y de pronto llenos de lágrimas. —Lo siento mucho —dijo, sintiéndolo. Sintiéndolo en el estómago y en cada músculo dolorido entre los hombros—. Oh, Dios mío.

—No lo hagas —dijo Reagan. Era evidente que estaba furiosa.

—Yo... lo siento mucho.

—No lo hagas. No te disculpes.

Cath cruzó las piernas y se encorvó, sosteniendo su rostro. —Pero yo sabía que él era tu novio. —Cath lloraba. A pesar de que probablemente eso enojaría más a Reagan.

—Él no es mi novio —dijo Reagan, casi gritando—. Ya no más. No... por mucho tiempo, en realidad. Así que, no lo hagas. —Reagan inhaló con fuerza, y luego exhaló—. No esperaba que esto sucediera —dijo—. Y, si pasaba, no esperaba que me molestara. Es que... Es Levi. Y Levi siempre me gusta.

¿No es su novio?

—A él todavía le gustas —dijo Cath, tratando de no gemir.

—No seas idiota, Cather. —La voz de Reagan era filosa—. Quiero decir, sé que lo eres. Acerca de esto. Pero trata de no ser una idiota ahora mismo.

—Lo siento... —dijo Cath, intentando y fallando mirar a su compañera de cuarto—. Todavía no sé por qué lo hice. Te juro que no soy ese tipo de chica.

Reagan, finalmente, se dio la vuelta. Dejó caer la bolsa sobre la cama y agarró su toalla. —¿Qué tipo de chica es ese, Cath? ¿El tipo de chica...? Me voy a tomar una ducha. Cuando vuelva, terminaré esto.

______________________________________________________

Y cuando regresó, lo hizo.

Cath se había acurrucado en su cama y se permitió llorar como no lo había hecho el fin de semana de Acción de Gracias. Encontró Rebeldes encajado entre la cama y la pared, y lo tiró al suelo.

Reagan vio el libro cuando regresó a la habitación. Llevaba pantalones de yoga, una sudadera con capucha gris ajustada y gafas marrones en lugar de contactos.

—Oh, mierda —dijo, cogiendo el libro—. Se suponía que iba a ayudarle a estudiar. —Miró a Cath—. ¿De verdad sólo leyeron?

—No sólo eso —dijo Cath, su voz salía entre jadeos.

—Deja de llorar —dijo Reagan—. Lo digo en serio.

Cath cerró los ojos y rodó hacia la pared.

FangirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora