—¡Oh, poderoso dragón, tome esta ofrenda como muestra de paz! -una pequeña Anne, de seis años extendió sus manos llenas de flores delicadamente cortadas a una rama tambaleante de un árbol.
—¿Por quien me tomas, simple mortal? -la mini pelirroja pegó un pequeño salto por la voz detrás del árbol. Cómo si todo el parque se oscureciera y los juegos infantiles y bancas se convirtieran en edificios oscuros, la pequeña se puso de puntillas y enfrentó a la persona detrás del árbol —Disculpe por molestarla señorita ¿Cómo se llama? -un pequeño de mejillas regordetas le regaló una sonrisa genuina.
—Soy Anne Shirley, Anne con una e al final, las personas siempre lo escriben mal. ¿Usted, poderoso dragón? -sonrió enternecida.
—Gilbert Blythe -estrecharon sus manos sonrientes, Anne olvidó las flores que antes sostenía dejándolas caer en el pasto primaveral.
—¡Rayos y centellas! ¡Disculpe magnifico dragón, mi descuido ha...! -bajó la cabeza con el ceño fruncido y su pequeña nariz arrugada.
—¿Tirado? -pregunto cautelosamente el pequeño de ocho años.
—¡No! Tirado no es una palabra expresiva, necesita más que "Botado" -el pequeño asintió, sin entender del todo pero fascinado, con el pensamiento (Nada profundo, aunque él no lo veía así) de la niña.
No por nada el Gilbert de ocho es mi segundo Gilbert favorito, sus mejillas parecían a punto de estallar, ¿El primero? El Gilbert de diecisiete que acaba de convertir un acto banal como guiñar el ojo, en algo digno de un museo.
Claramente no nota que me guiña el ojo y a mi se me olvida hasta respirar.
—No podemos hablar más, Gilbert. -susurró mirando el suelo.
—¿Por qué no? -preguntó un Gilbert de doce años, con el corazón roto.
—¡Porque esta mal! -Gilbert arrugó horriblemente el entrecejo.
—¿Por qué? -la paciencia estaba remarcada en la constitución de los Blythe, siendo una virtud exasperante para una persona de fuerte temperamento, como la Anne de diez años, harta de las criticas.
—¡Porque tu eres un niño! -exclamó.
No cumplir con el patético estereotipo de Avonlea, a sus cortos diez años, le había jugado malas pasadas, los comentarios despectivos hacia su físico y personalidad la estaban destruyendo, además de que a Berta Shirley le habían dicho que su hija sería una promiscua dada su amistad con el joven Blythe, claramente la mujer no creyó esto pero si puso más atención en el trato que recibía su pequeña llegando a la conclusión de que era mejor irse.
—Eso nunca te importó -comentó, sin poder creer que su mejor amiga lo estuviera abandonando.
—Me iré, Gil -afirmó la pelirroja después de unos segundos en silencio, su corazón roto en millones de pedacitos y su pobre alma a la orilla del abismo.
—¿Me estás mintiendo? -preguntó esperanzado.
—¡Jamás lo haría! Gilbert me iré, mis padres ya lo han decidido y es mejor así.
—¡Mentira! -gritó, corriendo a casa de los Shirley, dispuesto a reclamar.
—¡Gilbert! ¡me iré porque quiero! -la pelirroja lo alcanzó tomando a su amigo del brazo.
—¡No! Tú no me puedes dejar, princesa Cordelia, no me puedes dejar.
—No hay nada que me duela más que dejarte, pero soy muy miserable para ti.
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𝐀𝐍𝐍𝐄 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐀𝐍 𝐄, one shots.
Fiksi PenggemarHistorias cortas sobre la serie "Anne with an e" que escribo para intentar superar aunque sólo me hundo más en la obsesión. ~ •Los personajes pertenecen a L. M. Montgomery, Moira Wally Beckett, CBC y Netflix pero los relatos son de mi autoría.