Para tí, todo un jardín (Kacchako) Finalizada.

Lirios Blancos

Disclaimer: Los personajes de BNHA no me pertenecen, en cambio la historia es de mi autoría.

Advertencia: Contenido sexual explícito.

Nota: Cada capitulo tiene por título el nombre de una flor, estas estarán presentes en la historia, ya sea de forma concreta o implícitamente. Al finalizar la week habrá una pequeña sorpresa.

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Día 3: Primera vez

Jugó con sus dedos como venía haciendo desde que se bajó en aquella estación de metro; sintió su estómago revolverse de los nervios al ver que llegaba a aquella calle tan conocida para ella. Se acomodó su bufanda para evitar que el frío se colara por su cuello a pesar de que el sol le saludaba desde el cielo; ella amaba el otoño, le encantaba poder disfrutar de los diferentes contrastes de colores que se generaba con las caídas de las hojas de los árboles, le encantaba el ruido que estas hacían cuando pisaba aquellas hojas cafés y secas bajo sus pies, y sobretodo le encantaba observar como el viento provocaba que volaran y se perdieran en el horizonte.

Le recordaba a su infancia sobre todo en la época cuando la economía familiar comenzó a decaer y sus padres, en un intento de que disfrutara al máximo y sin preocupaciones, jugaban con ella armando montañas de hojas secas y de diferentes colores para saltar sobre estas mientras ella explotaba en carcajadas.

Por eso amaba el otoño, le recordaba el calor familiar de cuando era niña; y ahora, ya estando casi a punto de graduarse de la U.A echaba en falta esos días de risas y juegos infinitos.

Pero al ver las hojas de un tono rojizo intenso sonreía inconscientemente al recordar una mirada con un color similar a esas hojas caídas.

Se sonrojó de inmediato y trató de reprimir una sonrisa de nerviosismo y ansiedad al recordar al dueño de aquellos ojos tan intensos. Mordió el interior de su mejilla y apretó con fuerza la correa de su bolso, dándose valor y tratando de calmarse al ver aquella imponente casa de estilo moderno asomarse frente a sus ojos.

Porque ella sabía que era lo que iba a suceder en aquella casa.

Y sonreía al pensar en quien la estaba esperando ahí dentro.

Respirando con fuerza para aligerar el sonrojo de sus mejillas, se acercó hasta tocar aquel conocido timbre y esperó pacientemente mientras acomodaba su falda.

Fueron cinco segundos los que alcanzó a contar y una melena rubia se asomó bajo el umbral de la puerta. El dueño de esos cabellos puntiagudos la observó con esos ojos rojizos que ella adoraba y le dedicó una sonrisa de medio lado, tratando de simular el imperceptible rubor en sus mejillas.

—Tú. — saludó el rubio a su manera con su voz grave.

—Yo. — respondió Ochako con una sonrisa adornando su rostro.

Sin poder contenerse, se puso de puntitas y posó sus labios en los de Bakugo en un suave y cálido beso.

El rubio, acostumbrado después de más de un año a las muestras de afecto por parte de Ochako, le correspondió el beso mientras acercaba su mano hasta la cintura de la chica deseoso de su calor.

—Pasa—habló luego de romper el beso, haciéndose a un lado para invitar a la chica a pasar—, los viejos ya se fueron.

—Perdón, se me hizo tarde— se disculpó la castaña rascando su nuca, ya al interior de la casa de Bakugo—, de verdad quería alcanzar a despedirme de ellos.

—Qué más da.— él se encogió de hombros para luego acercarse a quitar la bufanda de Ochako.

—Ah, los envidio en cierta parte— Ochako dejó escapar una risita al sentir cosquillas en su cuello cuando el rubio le quitó la prenda—, yo también quisiera irme de vacaciones una semana.