Capítulo dos🍭

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Ya habían pasado meses desde que esa joven se había dado de que trabajaba con su amiga de la infancia. Aún así, cada vez que se hablaban, sólo lograba que la castaña la odiara más.

La joven pensaba en cómo tocar el tema de que antes eran amigas, pensaba que se enojaría más, por el hecho que ella fue la que dejó de comunicarse con la castaña, pero no era su culpa, y creía que la castaña no entendería eso y pensar eso hacia que ya no quisiera hablar con la castaña.

Ambas se enteraron que las personas que hicieran horas extras tendrían un pago extra, pero, solo eran cuatro personas las que querían participar en eso, contándose ellas. Y aunque lo dudaran, luego ambas aceptaron por separado.
Y ahí estaban, trabajando, llevando, sacando o metiendo cosas a una sala, mientras, el amigo de la joven sostenía la puerta y miraba a la joven y luego a la castaña pasar con una sonrisa. Estaba esperando a que ambas entren para cerrar la puerta, la mala suerte era que esta no habría ni cerraba, y por eso siempre algo o alguien tenia que sostenerlo.

- Sabes que lo haré. - Dijo el chico mirando con una sonrisa a la joven que estaba con unas ojeras y estaba cansada.

- Por favor no, si lo haces, tendré que quedarme aquí y no tendré nada de tiempo para descansar. - Dijo la joven para salir de ese cuarto y volver con una de las cosas que tenían que meter a ese cuarto.

[....]

- Al final si lo hizo... - Dijo la joven sentándose en el suelo y abrazando sus piernas.

- ¿A que te refieres?. - Dijo la castaña sentándose a un costado de la joven.

- E-es que- mi- mi amigo, dijo que me encerraria contigo aquí, p-pero, no le creí, y, y ahora... - Murmuraba la joven apoyando su cabeza en sus piernas.

- ¿Y por que? Creí que el también sabia que me caes mal. - Dijo en seco la castaña mirando al frente seria.

- Si, lo sabe, por eso lo hizo, e-es que. -

- ¿Quieres dejar de tartamudear tanto? No se te entiende nada. - De fondo se escuchó a la joven inhalar y mantenerlo unos segundos y luego soltarlo.

- Es que yo le dije, que tu si me agradabas, b-bueno- ah-. - La joven comenzó a ponerse demasiado nerviosa hasta que ya no salían palabras entendibles de su boca.

-¿a sí? Si tu incluso me dijiste que tampoco te importaba ser mi amiga. -

- L-lo dije para no sonar débil... T-te pregunté tu nombre, por que, b-bueno, creo que te conozco... - Decía la joven cada vez bajando más el tono su voz y ocultando su cara en sus piernas.

- Mhm, y ¿de donde?. - Esta vez giró su vista un poco a la joven, ella tambien le recordaba a alguien.

- E-es que, a-ah, olvidalo, creo que este no es el mejor momento. - Dijo la joven, para luego bostezar.

- ¿No duermes mucho verdad?  Quiero decir, se nota por tus ojeras. - Habló la castaña sorprendiendo a la joven.

- A-Ah- no, necesito, ya sabes, dinero- es un poco complicado para mi conseguir dinero para mantener mi casa... -

- Hm, ya veo. - Luego de eso, ya no volvieron a hablar y la joven se había quedado dormida de a poco.
Luego de unas horas, llegó gente que ayudó a abrir la puerta aunque la joven seguía dormida, la castaña la movió un poco tratando que despertara. La joven despertó nerviosa y un poco asustada, creía que había llegado tarde a su trabajo.
La castaña se fue a su casa acompañada de la joven, aún sin decir nada en todo el camino, la castaña se despidió de la joven ya en la puerta de su casa y se fué.

[...]

- ¿Sabes? A veces en serio te destesto. - Dijo la joven de la nada a lado de su amigo.

- Vamos, era para que te acercaras más a ella, seguro que si se hablaran más serían amigas. -

- Si, pero quiero acercarme a ella yo misma, no por que tu me encierres con ella. - Suspiró y pasó una mano por su cabello. - Además, no pude dormir bien por tu culpa. -

- Bueno, bueno, lo siento, te lo recompensaré te lo prometo. -

- Uhm. -

- Hey, uh, lo siento no recuerdo tu nombre, ¿Te gustaría luego de trabajar, ir a algún lugar? Y podrías contarme también lo que me querías contar ayer. - Habló la castaña.
La joven soltó un pequeño grito no muy alto y luego asistió nerviosa mientras que el rubio ceniza oscuro veía con una sonrisa.

- Ni se te ocurra decir algo, Dake. - Dijo la joven mirando al mostrador nerviosa con las manos cruzadas.

- No iba decir nada. - Dijo aún con una sonrisa el chico.

Toda la tarde la castaña se la pasó mirando a la joven mientras esta solo miraba sus manos con una cara seria.
La castaña miraba en cada momento el reloj, tenía ganas de salir de ese lugar de una vez. Mientras que la joven, tenía pánico de salir de ahí.

Finalmente, llegó la hora de salida, y la joven fue la última en salir.

- Hey, uh, que tal que para empezar, ¿me dices tu nombre?. - Dijo la castaña pasando su mano por su nuca.

- Es _____. -

- Tenía una amiga llamada igual... Bueno, ¿Tienes algún consejo para donde ir?. -

-Uhm, no, no salgo a muchos lugares. - Dijo la joven caminando justo a la castaña.

- Pues, yo tampoco, jaja... - La castaña y la joven se detuvieron buscando con la mirada lugares a los que ir, lo malo era que todos los locales cerca estaban cerrados o llenos. Terminaron sentándose en una banca en el parque.

- Bueno, se que me invitaste aquí para hablar sobre lo de ayer y, bueno... - La joven inhaló y siguió hablando. - La cosa es que, yo solo, pensaba que eras una amiga que tenía de niña, y, bueno, sigo creyendo eso ya que, no creo que mucha gente, ya sabes, tenga los mismos ojos y cabello que tu, ¡S-sin ofender!. - La joven se exaltó de nada.

- De hecho, el primer día que te vi, también me recordaste a una niña que era mi amiga de pequeña, y con tu nombre, me la recuerdas aun más, pero... -

- Si, lo siento, se que no me crees, pero... -

- Dime una cosa, ¿había algún lugar en donde ibas con esa niña?. -

- ¿Creo, que un jardín?  No lo recuerdo bien, pero, siempre era por el atardecer, era muy lindo. - La joven habló con una pequeña sonrisa mirando al suelo.
La castaña abrió sus "ojos" como platos.

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Amargada [Tamara × Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora