Capítulo 2

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No importa si la gente es buena o mala.
Lo que importa es que intenten ser mejores
de lo que fueron ayer.

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Debería estar corriendo por los pasillos. Pero sus piernas no tenían muchas ganas de moverse con la agilidad necesaria. De todos modos, ¿Por qué querría llegar temprano a Pociones? Era básicamente la peor alumna de su generación. Snape se limitaba a ignorarla y mandarla al fondo del salón para no ver su desastre.

En parte lo agradecía, pues de esa manera ya no sentía la presión de ser observada. Hacía su poción con más calma, y aunque no siempre las terminaba, por lo menos las últimas ya no explotaban.

Con silencio entró al aula. Pocas personas se percataron de su reciente llegada, pues los demás estaban entretenidos haciendo apuntes y escuchando las aburridas instrucciones del profesor. 

—Algunos de ustedes se beneficiarán de la tarea de hoy: Poción agudizadora de ingenio. Quizás deberían comenzar de inmediato— un no muy molesto bullicio se expandió por el aula, dado que los alumnos comenzaban a tomar sus lugares —Les recuerdo que la profesora Umbridge nos estará acompañando en la clase—.

Había arrastrado las palabras, con desesperación y molestia. Tal vez, el odio por la reciente maestra era lo único que Snape podría compartir con sus alumnos.

"Poción agudizadora de ingenio", el nombre por sí sólo era interesante. Amélie pensó en todas las ocasiones que podría usarla, tal vez para los TIMOs. Si bien no era un desastre en las demás clases, sí que de vez en cuando batallaba para recordar fechas y sucesos de Historia de la Magia. Ni siquiera sabía de qué le serviría la revolución de los duendes para convertirse en Aurora.

Para cuando terminó de explicar lo básico, ya había tomado asiento en las últimas estaciones del aula. Echó un rápido vistazo a su compañero, ambos tenían fama de arruinar pociones, más nunca habían hablado. Puede que ambos estaban muy avergonzados para hacerlo.

—¿Qué te parece si hacemos juntos la poción? — el chico frente a ella no levantó la cabeza, como si no la hubiera escuchado. Amélie, dispuesta a intentarlo de nuevo tomó su libro y materiales y los dejó caer justo a su costado. Con un sobresalto finalmente la miró —De todos modos, Snape no va a revisar nuestra poción, podemos hacer una los dos— sonrió con ese noble e inocente gesto que mayormente le funcionaba con sus padres.

Por su parte, el chico asintió no muy convencido. Puesto que, comparado con ella, podía ser considerado un maestro en la elaboración de pociones. Aunque, la idea de realizar el trabajo en equipo le sonó bastante lógico, nada malo podía salir de ahí. Al menos nada peor que no haya salido de sus calderos ya.

—Claro— el chico recorrió sus materiales, guardó la vieja varita en su túnica y le hizo un espacio en la mesa —Soy Neville, por cierto— con un poco de intimidad, el recién nombrado rascó con cuidado su nuca. Poco convivía con personas fuera de su casa.

—Un placer, Neville. Yo soy Amélie— ella, pasó una de sus manos por su cabello, constantemente lo colocaba detrás de sus orejas. En momentos le nublaba la vista, pero se rehusaba a recogerlo.

—¿Cómo quieres empezar? —.

—Yo hago polvo la raíz de jengibre y tú los escarabajos, ¿Te parece bien? — no muy conforme le dio la razón. Su actividad preferida claramente no era el de moler escarabajos, sobre todo porque dejan un olor espantoso en las manos.

Los hufflepuff no somos débiles ~Harry Potter~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora