Capítulo 3

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El amanecer del día siguiente fue más que pesado. Mi cuerpo dolía sin ningún motivo y me sentía extremadamente cansada.

Recuerdo haber ido al bosque, encontrarme con dos de mis profesores y volver a casa...

¿Qué ha causado tanto cansancio en mí si no hice nada?

-Desventajas de ser humana. - escucho que alguien dice, y estoy casi segura de que ese alguien es Christopher Vélez.

Sin embargo, no lo veo por ningún lado... Eso me tranquiliza, ya que sería un poco espeluznante tenerlo en la habitación. Aunque bueno, no debería de tranquilizarme debido a que acabo de escuchar su voz y no está aquí.

Bien, Cyara... Definitivamente te estás volviendo loca.

Decido restarle importancia mientras hago la típica rutina mañanera en menos de media hora. Joel, mi mejor amigo, estaba esperándome fuera de casa ya que habíamos quedado en caminar juntos hasta la universidad.

-Buenos días.- sonríe mientras extiende una de sus manos para poder tomar mi mochila, cosa que le impido.

-Hola, Pimentel. - saludo devolviéndole la sonrisa-. Yo puedo.

-Si insistes. - rodeó sus ojos con fingida molestia antes de empezar a caminar, tenía que esforzarme para seguirle el paso ya que el muy jodido andaba demasiado rápido.

Joel es ese tipo de persona que todos necesitan en sus vidas.

El camino a la Universidad se pasa de lo más entretenido gracias a su plática, yo por mi parte intentaba meterme alguna que otra vez en la conversación pero sin adentrarme del todo.

No sé qué rondaba por mi mente que no me estaba dejando llevar una mañana normal.

-Hasta aquí. - murmuró Joel mientras nos parábamos frente a la puerta de la entrada.

A pesar de que estábamos en la misma universidad no estudiábamos lo mismo, por lo tanto no me cruzaría con él hasta dentro de horas.

Mi mirada se desvía de la suya y va un poco más atrás de él, Christopher caminaba con una sonrisa de autosuficiencia en el rostro acercándose cada vez más a nosotros.

Mi respiración se detiene en el momento que varios recuerdos del anterior día pasan frente a mis ojos.

Christopher.

Sangre.

Mucha sangre.

Demasiada sangre.

Conejo.

Un agudo dolor de cabeza me hace cerrar los ojos y tratar de mantener la postura, fallando en el intento y cayéndome de bruces al suelo.

-¡Cyara! - exclama Joel mientras se agacha para quedar a mi altura, me ayuda a ponerme en pie mientras que su mirada encuentra al hombre que estaba protagonizándolo todo desde que lo conocí-. ¿Qué cojones le has hecho?

Un gutural gruñido se escapó de su garganta. Si las miradas matasen, Christopher estaría ya muerto.

Y como si me hubiera leído el pensamiento sonrió descaradamente, aún con esos aires de grandeza.

El ambiente se tornaba frío cuando él se acercaba, como si de algún fenómeno sobrenatural se tratase.

-¿Estás bien? - cuestionó en mi dirección, ignorando por completo a Joel.

-¿Tú qué crees, imbécil? - protestó este-. No sé que mierda le hiciste pero por tu culpa se cayó al suelo... Y a saber que más cosas están pasando sin yo enterarme.

-Relaja las garras, chucho.- murmuró Christopher mientras arrugaba su nariz-. Creo que le he preguntado a ella y no a ti.

-Estoy bien. - me adelanto en responder, lo que menos quería era una pelea entre ambos.

No conocía muy bien a Christopher pero las sensaciones que provocaba en mi después de haberlo visto de tal forma ayer... Son más que desagradables.


-Chicos, ¿qué hacen todavía fuera? - preguntó la voz del profesor De Jesús-. Sus clases van a empezar en cinco minutos, no les conviene llegar tarde.

-Tuvimos un pequeño problema... Pero ya vamos. - digo alzando la mirada para poder verlo, sus ojos están fijos en un único sujeto y parecían estar manteniendo una conversación con solamente verse.

-Cyara, me gustaría hablar contigo más tarde. - dice, mis manos forman puños a manos lados de mi cuerpo.

Lo que menos necesitaba era tener un encuentro con él.

Le tenía miedo.

Terror.

Pánico.

-Christopher. - dijo el profesor De Jesús en tono de advertencia.

Mi entrecejo se frunció al darse cuenta de que ellos dos se conocían.

Esto no me estaba gustando nada.


La mirada de ambos se centra en mí y yo solo puedo agarrar a Joel de un brazo para adentrarme con él en el edificio, no parecía dar crédito de lo que estaba pasando... Y sinceramente, yo tampoco.

-No te acerques a ellos.

-Uno de ellos es mi profesor.

-Maldita sea, Cyara... Es por tu propio bien. - espetó antes de tomar la dirección de su clase.

Por mi propio bien...

Estoy llegando a un punto donde no tengo ni puta idea de lo que es bueno y lo que es malo. Así de estúpida ando.

Entro al aula antes de que el profesor Camacho cierre la puerta, no sé quién hizo los horarios para ponerme con este hombre siempre por las mañanas...

Amo los libros que dicen que las clases se pasaron rápidas al igual que el día. Mi caso no es así para nada, las clases son extremadamente lentas y aburridas... No participo en ninguna de ellas y trato de no mantener contacto visual con los profesores.

Al salir de clase estoy incluso más agotada que por la mañana, tengo un mensaje de Joel diciendo que uno de sus profesores no vino así que aprovechó para irse antes de tiempo a casa.

Que fantasía.

Y yo de pringada que mis profesores no faltan nunca, es como si realmente amaran tener clases conmigo.

Al llegar a casa todo se encuentra en silencio, como de costumbre. Mi familia no vive siquiera en Londres así que la mayor parte del tiempo me la paso sola.

-Cyara, pensé que me esperarías en la salida. - escucho su voz, esta vez cuando me volteo si está ahí y no como en la mañana.

Llevo una de mis manos hasta mi pecho, notando como mi corazón late desenfrenadamente.

-¿Cómo has entrado?

-Creo que tienes preguntas más interesantes que hacer.

Si, por supuesto que si.

-¿Cómo me hackeaste la mente?

Bien, Cyara.

El término "hackear" es el más adecuado en estos momentos.

-No hice tal cosa, simplemente dejé que tu mente descansara hasta que me volvieras a ver. Ahí fue cuando tus recuerdos se activaron.

¿Tiene poderes?

-¿Se puede saber qué cojones eres?

Una retorcida sonrisa surcó sus labios, como si ya estuviera esperando esta pregunta desde hace tiempo, sus ojos chispearon antes de que sus labios se entreabrieran y me diera esa tan esperada respuesta.

Mordidas NocturnasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora