Capítulo 18

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Christopher golpeó su rodilla en el estómago de Joel y lo hizo encogerse, sus manos dejaron el cuello del vampiro para posarse en la zona golpeada.

-Uh, eso debió doler.- dijo Erick arrugado si nariz.

Mierda, si.

Tenía toda la pinta de que debía de doler.

-¿Estás bien, Joel? - cuestiono preocupada mientras me acerco a él, siento la mirada de Christopher sobre mí pero me importa muy poco en estos momentos.

Él asiente pero no responde, lo que me hace dudar de si está bien.

-Joel, si necesitas que...

-Estoy bien. - dice entre dientes.

La tensión es más que notable en el ambiente y no sé qué hacer al respecto, busco la mirada de Erick pero este está más que divertido con la situación.

-¿No vas a hacer nada al respecto? - pregunto en su dirección.

-¿Debería? - pregunta burlón-. Creo que el perro y yo sobramos aquí.

-¡Ya dejad de llamarme perro! - gritó Joel enojado.

Estos hombres me provocaban un dolor de cabeza imposible de imaginar.

Ya ni siquiera recuerdo el inicio de la discusión pero creo que tuvo algo que ver conmigo.

-Creo que será mejor que me vaya. - dice el vampiro a mis espaldas.

-Ya estabas tardando. - murmuró el lobo cruzándose de brazos.

-Ya vais a empezar otra vez...

Christopher pasó por mi lado sin quiera prestarme atención y en cuanto llegó a la ventana no se lo pensó dos veces a la hora de tirarse.

-Venga lobito, ahora te toca a ti. - lo animó Erick.

-¿Y quién dijo que me iba a ir?

-Yo. - dijo el híbrido sonriendo-. Ahora lárgate.

Joel frunció el ceño mirándolo pero el pobre ya había tenido suficiente por el día de hoy, se acercó para besar mi mejilla y despedirse.

-Recuerda lo que te dije. - susurra antes de separarse y sonreír débilmente. Acto seguido, camina también hasta la ventana y sale por ella.

¿Y las puertas están pintadas o qué?

Estoy indignada, eh.

-Bueno, angelito, tú y yo tenemos planes. - dijo Erick tomando mi mano y arrastrándome con él.

¿Me acaba de llamar angelito?

Lo que me faltaba...

-Christopher te llama ángel siempre que habla de ti, de ahí viene el nombre. - explica burlón.

-¿Christopher habla de mí?

-Maldita sea, todo el jodido tiempo.

Intento evitar que la sangre suba a mis mejillas pero es inevitable, no tardó demasiado en sonrojarme.

Erick sonríe mirándome con ternura, y yo odio cuando hacen eso.

El híbrido me guía hasta fuera de casa, sin saltar por la ventana que eso ya es un avance para los de su especie, y una vez que estamos en el exterior me carga en brazos.

-¿Qué haces?

-Cierra los ojitos y no los abras hasta que yo te lo indica, por favor.

No tiene el tono divertido que suele emplear cuando está de cachondeo así que me limito a hacerle caso.

El agarre de sus manos en mi cuerpo es más fuerte, yo me aferro a él para evitar caerme. No tardo demasiado en darme cuenta de que se encuentra corriendo a una velocidad sobrenatural.

Hace frío, mucho frío.

No sé si por el clima o por la manera en la que el viento choca contra mi cuerpo.

-Puedes abrir los ojos, Cyara.

Y lo hago, al abrir los ojos lo primero que capto es que nos encontramos en una playa, al frente el mar y bajo los pies de Erick la arena.

-¿Puedes mantenerte en pie? - pregunta dudoso.

-Eso creo.

O creía.

Porque cuando sus manos me sueltan caigo de bruces al suelo, mis piernas se encontraban dormidas y no estaban para seguir mis órdenes.

La mirada burlona del híbrido no ayudaba demasiado.

-¿Te ayudo?

-Estoy cómoda. - murmuro sentándome en la arena-. ¿En donde estamos?

-En Aberdeen.

¿EN DÓNDE?

-¿Nos has traído a Escocia?

-Si, que fuerte, ¿verdad?

Se está burlando, oh, claro que si.

Maldito ojos defectuosos.

-¡Oye!- se queja haciendo un puchero-. No faltes al respecto.

-No te metas en mi mente.

Lo veo rodear sus ojos antes de que se siente a mi lado y observe el mar. Es un grandioso paisaje, sin duda. Creo que siempre he tenido cierta admiración por el mar y por lo que lo rodea.

-Creo que tenemos mucho de que hablar, ¿no crees?

-Puedes ir empezando.

-Claro, ángel, tengo toda la eternidad para contarte.

Eso sonaba demasiado literal.

Empieza a hablar, el chico tiene una facilidad de palabra increíble. La conversación con él es más que fluida, es rápido en contestar a mis dudas e incluso en incrementarme otras nuevas.

-¿Christopher no te ha contado nada sobre él o sobre su historia?

-Creo que no lo hizo. - confieso.

-Entonces no soy nada para contártelo, hablaremos de ello cuando él esté listo para decírtelo. Cyara, él ha tenido momentos horribles en su vida, creo que por primera vez en todos sus años de vampiro se está sintiendo vivo sin siquiera estarlo... Y eso se debe a ti.

-No sé a dónde quieres llegar con esto...

-Él te ama, aunque no lo admita. Porque si, los demonios si aman, a su manera pero aman. - explica-. Sé paciente e intenta comprenderlo...

-Hablas como si fuera tan horrible...

Él sonríe de forma ladeada pero no dice nada con respecto a mi comentario. Se limita a levantarse y sacudir la arena de su ropa, finalmente me extiende una de sus manos para ayudarme a levantarme.

-Creo que es hora de volver a Londres, Christopher va a querer matarme al saber que te he raptado solo para hablar contigo teniendo privacidad.

-¿En Londres no tenemos privacidad?

-No cuando te rodeas de perros y chupasangres. - ríe negando con la cabeza-. Esos hombres te acosan... O realmente te quieren demasiado.

No sé cuál de las dos opciones es mejor...

Mordidas NocturnasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora