Capítulo II

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Me desperté con la luz del sol que entraba por la ventana, era agosto, por lo que la luz era muy fuerte y desgraciadamente la ventana estaba enfrente de mi cama. Me puse boca abajo con la almohada sobre mi cabeza, para evadirme de cualquier sonido y de cualquier luz molesta. Me empecé a adormilar otra vez cuando por mi cabeza pasó la imagen del chico de ayer. ¿Viviría aqui? Nunca lo había visto, y no tenia aspecto de ser Español, tal vez solo ha venido para veranear. ¿Por qué me gritó MIA? Y, ¿Por qué me gustó tanto que lo hiciera?
Seguí pensando en el suceso de ayer cuando de repente sentí un peso en la espalda y algo tratando de quitarme la almohada de mi cabeza, tras una pequeña batalla con gruñidos de por medio la almohada se cayó al suelo, tras lo que inmediatamente sentí unos lametones por mi nuca y pelo. Me giré rápidamente haciendo que Bor cayera a la cama.
Bor era mi perro, siempre dormía en mi cuarto y su ritual para despertarme era ponerse encima mía y lamerme la cara, era un efectivo despertador, aunque nunca me levantaba a la hora que necesitaba. 

Me levanté estirandome cuando mi madre entró en mi cuarto

-Hola cariño, ¿has pasado buena noche?- Me dijo mientras me metía un par de camisetas limpias en el armario.

-He dormido del tirón- Dije mientras me ponía a hacer la cama. Fui al baño, me dí una ducha rápida, me cepillé el pelo y me puse un poco de rimel en los ojos, era verano y no quería ponerme raya ni base, ya que del calor se me correría todo. Me puse la ropa (conjunto en multimedia) y fui a la cocina a prepararme el desayuno.

Una vez que tube el estómago lleno me lavé los cientes y  me tumbé en el sofá, retomando la lectura que dejé a media ayer por la noche, ya que era muy tarde y mi madre me hechó la bronca por seguir despierta a tan altas horas. Mentiría si dijera que no me gustan los libros, los amo. Me encantan todo tipo de historias y me podria tirar leyendo un día entero, sin salir de casa y sin moverme de mi sofá. Cuando acabé el libro cogí el telefono y llamé a Sara, mi mejor amiga, para ir a comer. Quedamos en centro de la ciudad, para después de comer ir a dar una vuelta. Fui al baño nuevamente, me retoqué el rimel y me puse un poco de mi colonia favorita. Fui a despedirme de mi madre y le dí un beso a Bor. Cogí las llaves de casa, la cartera y el teléfono. En cuanto salí de casa una duda me asaltó. ¿Escaleras o ascensor? Tras un momento de duda me decanté por el ascensor. No creo que tubiera tan mala suerte como para encontrarmelo otra vez, y seguramente ni vivía en el edificio, sino que simplemente estaba de visita... Intenté convencerme a mi misma mientras pulsaba el botón de la planta baja. Estube alerta todo el tiepo, mirando fijamente las puertas del ascensor, esperando que se abrieran y el chico misterioso entrara. Por suerte (o por desgarcia), el ascensor no se paró hasta que llegó a la planta baja. Salí del ascensor con rapidez. Al salir de mi urbanizacón me encaminé hasta la parada del autobús. Vivía a las afueras de la ciudad, por lo que si no queria pegarme un caminata bajo este calor espachurrador tenía que coger el bus. De camino a la parada me detube en un quiosco para comprar un par de chicles de menta, se me habían olvidado en casa, nunca salgo sin ellos, y un poco de frescor no viene mal en verano. ¿No? Otra cosa que me llevo a todos lados es una botella de agua. ¿Quien sabe cuando te pude dar sed? Y realmente es muy incomoda la sensación de tener boca seca. Cuando llegué a la parada miré la pantalla en la que indica el tiempo que falta para que el autobús vinera. Como quedaban 6 minutos saqué el teléfono y me puse a leer en Wattpad. Entre página y página vi por el rabillo del ojo como el bus se detenía frente a mi. Entré y pagué mi viaje mientras otros pasajeros se bajaban. Desgracia la mía que me tropecé por culpa de unas bolsas de la compra que pertenecian a una abuelita sentada junto a la puerta de salida. Ya veía mi cara en el suelo cuando unos brazos me envolvieron, impidiendo mi caída, llegó a mi nariz un olor inexplicable, no olía a nada en particular, pero a la vez olía a todo. Me dí la vuelta lentamente, y cuando lo ví mi corazón se detuvo. Él me miró a los ojos mientras esbozaba una pequeña sonrisa. Lo observé con detenimiento, me fijé en algo en lo que no me había fijado la noche anterior. Tenía un pendiente en la oreja derecha y sus ojos eran más oscuros de lo que pensaba. 

-Gra-Gracias- Dije mientras me deshacía de su agarre. Mi corazón latía con fuerza, y mis mejillas se pusieron rojas. Mierda, estoy segura de que parecían dos tomates. Las escenas de ayer en el ascensor se reprodujeron por mi mente, no lo podía olvidar, por más guapo que fuera. Pero, por alguna razón, no le tenía miedo, solo quería que me volviera a tocar. Que volviera a poner esas manos sobre mi, que me envolviera esos fuertes brazos. Quería tenerlo cerca y oler su magnífico aroma. 

-De nada, y, ten más cuidado la próxima vez, no quiero que te hagas daño.- Me estrmecí al volver ha escuchar su voz. Su voz era excitante... Me puse más roja aún por mis pensamientos. Las puertas se cerraron y el autobús se puso en marcha. Al arrancar pegó un volantazo por lo que, al no estar sujeta a nada, salí disparada hacia adelante. Por suerte, antes de caerme me estabilizé y me cogí a la barra de sujeccion, ya que no quedaba ningun asiento libre. A mi lado, el chico misterioso me miraba con curiosidad.

-¿Como te llamas, preciosa?- Me dijo con un toque divertido en su voz

-Lia, ¿y tu?- Le miré a los ojos mientras me volvía a sonrojar. 

-Colton- Permanecimos callados durante un buen rato, mientras yo miraba por la ventana, viendo el paisaje correr con rapidez. Sentía que me estaba observando con detenimiento. Me giré hacia él y ví como me recorría de mies a cabeza con su mirada. Me comí la cabeza pensando en algo que decir cuando el autobus se detubo. Colton se soltó de la barra y se acercó lentamente a mi- Esta es mi parada. Nos veremos más tarde, preciosa- Pasó por mi lado, sentí su respiración en mi cuello. Me pareció oirle decir un "mia" en voz baja, aunque no estoy segura. Se bajó del bus y empezó a alejarse mientras yo le seguía con la mirada.

Mia y solo miaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora