Lan Zhan no había tenido la intención de enamorarse de la persona a quien frecuentaba regularmente para echar un polvo recurrente; era sólo que Wei WuXian era molesto y talentoso y demasiado bonito para su propio bien.
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Lan Zhan estaba profundamente metido en la boca de Wei WuXian cuando se dio cuenta de que, de hecho, no estaría bien.
Wei WuXian lo miró con lágrimas mojando sus pestañas. Sus labios, rojos y húmedos, se extendieron alrededor de la polla de Lan Zhan y Lan Zhan se estremeció. Nadie debería ser tan bonito mientras chupa una polla.
—Oh, Dios —gimió, pasando sus dedos por el cabello de Wei WuXian. Tiró, y su polla salió de la boca de Wei WuXian con un pop. Wei WuXian lo miró, cuestionando. Había una línea de saliva que se conectaba desde el glande de la polla de Lan Zhan hasta sus labios; parecía erótico más allá de lo creíble.
—Sube aquí —ordenó Lan Zhan, tomando a Wei WuXian desde el brazo para levantarlo hasta que se sentó a horcajadas en su regazo. Mordió esos labios rojos, probándose a sí mismo en la boca de Wei WuXian. Destapó el lubricante junto a su cama y se humedeció los dedos.
Hizo círculos con un dedo mojado alrededor del apretado manojo de nervios, haciendo que Wei WuXian jadeara. Jugó con su agujero por un tiempo, metiendo un dedo o dos, apenas pasando el anillo de músculos. Su agujero ya estaba húmedo y se retorcía, rogando ser usado.
—Lan Zhan —exhaló Wei WuXian, estremeciéndose. Estaba empujándose ansiosamente contra Lan Zhan. Sus pequeños empujones intentaban desesperadamente hacer que los dedos de Lan Zhan fueran más profundos.
—Lan Zhan —se quejó.
—Estás tan necesitado —susurró Lan Zhan, tratando de ignorar el calor en su pecho. Metió dos dedos profundamente dentro de Wei WuXian sin previo aviso, extrayendo un largo gemido de él.
Wei WuXian estaba temblando. —Vamos —susurró Lan Zhan —¿No quieres tener mi polla dentro de ti?
Wei WuXian asintió con la cabeza, murmuró un tranquilo: —Sí — en los hombros de Lan Zhan. Fue tan suave que el corazón de Lan Zhan realmente dolió.
—Entonces muéstrame cómo vas a montarme —dijo, tratando de tragarse esos horribles sentimientos . —Si lo haces bien con mis dedos, te dejaré montar mi polla.
Wei WuXian escondió su rostro en el cuello de Lan Zhan, avergonzado. Y Lan Zhan se dijo a sí mismo que aquello no le resultaba adorable. Con un gemido, comenzó a montar los dedos de Lan Zhan, presionando la mano y gritando cada vez que Lan Zhan cambiaba el ángulo.
—Lan Zhan, Lan Zhan —respiró contra su cuello.
—Estoy aquí —respondió Lan Zhan, con la otra mano extendida sobre la espalda de Wei WuXian. —Suenas como si pudieras venirte sólo con esto —puso otro dedo en Wei WuXian, y Wei WuXian tembló, un fuerte gemido salió de él. —¿Quieres correrte así?
—No —sollozó Wei WuXian en el cuello de Lan Zhan, todavía rebotando en los dedos de Lan Zhan. —Por favor —suplicó.
—¿Por favor qué? —Lan Zhan preguntó, tratando de ignorar ese ardor en su pecho que no parecía que fuera a apagarse pronto.
