Meliodas es el pecado de la ira, eso lo sabemos todos; puede enfurecerse de una forma muy increíble que si valoras mucho tu vida, entonces tienes que salir corriendo si ves a meliodas súper enfadado, muy serio, bastante molesto, tan molesto que saca su lado demonio.
Meliodas estaba en su forma de demonio, muy serio, luchando contra algunos enemigos, los cuales, no tenían oportunidad con él para nada en estos momentos.
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Ninguno tuvo oportunidad contra el demonio rubio, todos estaban caídos, y el lugar donde estaban estaba en llamas.
Los 7 pecados capitales habían llegado al lugar, pero, ya era muy tarde, Meliodas ya había hecho el caos.
King: Llegamos tarde. Ban: Maldición, ahora qué haremos? Merlín: Aunque le dé con todo mi poder, no tengo oportunidad contra él. Escanor: Yo puedo luchar contra él. Elizabeth: No. Yo me encargaré de esto, todos quedense aquí. King: No Elizabeth!
Pero ya era tarde, Elizabeth ya había ido donde estaba Meliodas, el resto se quedó donde estaban ocultos, para que así Meliodas no los viera, ya que en esa condición en la que estaba el rubio, quién sabe de qué es capaz de hacer.
Elizabeth caminaba hacia Meliodas, el cual estaba de espaldas, mirando las llamas que creó, y los cuerpos ya caídos de esos seres desafortunados. Elizabeth estaba tan sólo metros de Meliodas, obviamente el rubio sintió la presencia de ella.
Meliodas: (sin mirarla) Qué estás haciendo aquí? Elizabeth: Vine por ti. Meliodas: No quiero que estés aquí. Elizabeth: Sé que no te gusta que yo vea esto... pero realmente me preocupo por ti. Meliodas:...
Hubo un silencio entre ellos 2, sólo escuchando el sonido del fuego, quemando cada cosa a su alrededor.
Elizabeth:...... Meliodas... Sé... Sé que tú no quieres esto... Sé que quieres protegernos, usar este poder para el bien, no para el mal. .......................................... Yo sé que harías, y darías cualquier cosa por nosotros... ya que... Somos tu familia. Pero... así como nos ayudas siempre...déjanos hacer lo mismo contigo... porfavor...deja que te ayudemos... juntos superaremos esto.
Elizabeth esperó alguna respuesta de Meliodas pacientemente, había un silencio entre ellos otra vez. Pero este no duró mucho, ya que...
Las partes oscuras de Meliodas comenzaron a desaparecer, dejando al rubio expuesto ya que... Este no traía ropa por debajo...
Meliodas se arrodilló, empezando a temblar; Elizabeth se le acercó más, ahí, escuchó a meliodas llorar.
Las lágrimas del rubio empezaron a caer, caían rápidamente, no paraban para nada. Elizabeth empezó a preocuparse por esto.
Meliodas dejó ver a Elizabeth sus ojos, unos ojos brillantes color esmeralda de un pequeño bebé inocente, lleno de lágrimas, necesitando un abrazo. La peliplatinada lo abrazó, empezando a acariciar el cabello del rubio, este tomó a Elizabeth, no queriendo separarse de ella.
Elizabeth: Está bien Meliodas, está bien (acaricia su espalda). Desahogate.
Meliodas siguió llorando, escondiendo su cabeza en el hombro de la chica platinada.
Meliodas: (snif, snif) Lo... lo siento... Elizabeth: Sé que lo sientes Meliodas, lo sé... Te perdono.
Meliodas siguió y siguió llorando en el hombro de Elizabeth, llenandola de lágrimas, lágrimas de un pobre pequeño bebé que necesita consuelo y amor.
Elizabeth lo levantó, ambos de pie, fueron con los demás. Meliodas aún le salían lágrimas en los ojos, simplemente no podía dejar de llorar, pero al menos ya se había calmado más o menos.
Llegaron con los demás, y estos miraron a Meliodas, llorando y sin ropa.
Merlín dió chasquido con sus dedos haciendo aparecer una manta cubriendo a meliodas, así para que el rubio tuviera algo para cubrirse.
Elizabeth: Vamos de regreso al sombrero de jabalí.
Todos fueron de regreso a la casa.
Una vez ahí, Elizabeth llevó a Meliodas a su habitación, ahí, le puso un pañal, una camisa color blanca manga larga con un dibujo de Dragón, y unos calcetines blancos con verde. Ya vestido, la peliplatinada le dió a meliodas algo de leche tibia, para aliviar a Meliodas. Este bebía la leche gustoso, disfrutando del cremoso sabor del líquido blanco.
Cuando terminó de beber leche, Elizabeth le puso el chupete y lo llevó a su cuna. Elizabeth arropó a meliodas, con mantas calientitas y suaves, este se sentía muy cansado, la leche tibia dentro de su barriga, las mantas y la cuna, la comodidad en la que estaba era simplemente maravillosa. Meliodas no tardó en quedarse dormido, haciendo que Elizabeth saliera de la habitación para así dejar al bebé dormir.
Elizabeth salió de la habitación y fue abajo con los demás.
Ban: Cómo está? Elizabeth: Entró a su pequeño espacio, necesita descansar bien. Ban: Rayos... deberíamos tenerlo más en su pequeño espacio, así controlar más su lado demonio. King: No podemos tener al capitán pequeño por siempre, necesita también ser grande. Merlín: Lo único que se me ocurre es que alguien lo cuide casi 24/7. Escanor: Yo lo haré, Meliodas y yo somos del mismo nivel, así que yo puedo cuidarlo. Merlín: Podrás cuidarlo cuando esté en su pequeño espacio? Escanor: No te preocupes por eso, yo me encargaré de él. Merlín: Muy bien. Elizabeth: Bien.
Salto de tiempo................
En la madrugada, casi las 2:00, en la habitación de Meliodas, el pequeño se despertó de repente, este se notaba que iba a llorar, hasta que... Miró a alguien enfrente suyo...
En la tequilera, se encontraba Escanor, que en sus braZos tenía a Meliodas dándole leche tibia. El más grande le sonrió y le dió un besito.
Meliodas: Te amo... Escanor: Yo también te amo...
Esa noche, Escanor llevó a meliodas a dormir con él, el rubio durmió tan pacientemente esa noche después de eso.
