Cap. 9

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La tarde había llegado y comenzaba a notar se el hermoso color anaranjado que pigmentaba el cielo por el anochecer. Zoro y sanji estaban esperando a que sus respectivo relevos llegaran. Zoro seguía recostado en la parte con pasto de la cubierta, mientras que sanji alternaba su vista entre el bello cielo y el mar que comenzaba a tornarse negro a la falta de luz.

Pasados unos minutos después del anochecer llegaron sus sustitutos.

-Usopp, Chopper. ¿Por que tardaron tanto?, Hey marimo despierta ya nos vamos.- dijo al mismo tiempo que lo pateaba.

Zoro ya prácticamente acostumbrado a esa manera tan amigable que tenía para despertarlo el cocinerucho, se sentó y observó dándose cuenta de que ya era de noche. Se puso de pie y fue a un lado de Sanji.

Una vez que habían acordado todo y que sanji les explicara que tenían comida para recalentar en el frigo se retiraron.

-Ero-cook, vamos a comprar un buen sake.-

-Ehhhh?!! ¿Tienes una idea de para que nos dio el dinero la hermosa de Nami-swan?.-

-Callate esa embustera apenas y nos dio para cuatro días-

-No hables así de Nami-swan!! Es una bella damisela que nos dio lo necesario- Zoro rato de esa discusión tan fuera de lugar comenzó a mirar las tiendas y puestos, esperando ver uno en donde pudiera comprar un sake decente.

Pasados unos minutos en pleno silencio, Sanji comenzó a pensar que era extraño no recibir por parte del marimo algún comentario o reproche. Asi que decidió comenzar una conversación.

- Marimo, que piensas acerca de...- no pudo terminar la frase ya que por fin pudo notar y entender la falta de comentarios del peliverde, ya que simplemente no estaba.

-Tenias que perderte imbécil- dijo al mismo tiempo que negaba y casi por inercia comenzó a buscarlo entre la gente.

Por su parte zoro se había "desviado" tratando de buscar una tienda de licores. Observaba con un interés que rozaba lo infantil, y que no cuadraba en lo absoluto con su físico y semblante,  todo aquello que los vendedores se acercaban a enseñarle, claro, sin adquirir nada. Luego de mirar varios puestos una anciana se le acerco.

-¿Gusta una poción de amor?- su voz sonaba cansada y pegajosa como si se estuviera escuchando a una vieja bruja que buscaba envenenarlo, cosa que prácticamente logro, ya que todos los recuerdos que había estado suprimiendo llenaron su subconsciente y le hicieron preguntarse cual sería la reacción de su capitán al verlo y encontrarse de nuevo en el barco. Al momento de realizar su gran "hazaña" no había considerado  las múltiples consecuencias de sus actos y sabia que a pesar de tener una amplia relación de amistad y confianza con el pequeño sus actos lo habían mandado todo a la mierda.

Sin siquiera mirar a la anciana y con el rostro y los pensamientos ensombrecidos siguió su camino hacia el frente sin importarle hacia donde se dirigía.

Sanji comenzaba a preocuparse y que tal si no lo encontraba, se hacia tarde y podía notarlo por los diversos vendedores que  retiraban o apagaban y cerraban sus puestos o tiendas. Dentro de su carrera vio una tienda de licores y recordó lo que el marimo quería hace como 2 horas. Dado que el cargaba con el dinero de ambos pensó que seria bueno complacerlo un poco. Pidió al hombre que atendía una de sus mejores reservas de sake y que tuviera un buen porcentaje de alcohol. El hombre ante su petición se dirigió a la bodega y al regresar traía una botella de piedra caliza envuelta en varias redes que formaban mosaicos sobre la lisa y pulcra botella, que igualmente tenia una tapa de metal. Preguntó al encargado si tenia algún inconveniente con que comprobara el olor del producto a lo que éste contestó que no.

En la tardanza está el peligro... (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora