*Dmitri entró en su casa y salió Alfred para ayudarle a despojarse de su chaqueta.
-¿Dónde está la señorita, Alfred?- preguntó Dmitri mientras se remangaba la camisa.
-La señorita está en su alcoba. No ha querido que nadie la molestara.
Dmitri se rió ante esa orden.
-¿Cómo está? ¿Ha atacado a alguien mientras estaba fuera?
-Si os soy sincero, mi señor, no ha atacado a nadie. Pero tiene bastante hambre.
-Bueno, es normal. Al menos no ha pasado nada.
Dmitri subió las escaleras hasta su habitación y cerró la puerta. Se acercó a su cama y se empezó a desabrochar la camisa. Las velas que estaban en la mesita de noche estaban encendidas. No estaba solo en la habitación. La puerta del baño se abrió y Scarlet apareció en el umbral con un camisón blanco que casi le transparentaba el cuerpo. Dmitri la miró alzando una ceja y sonriendo maliciosamente.
-Me has hecho esperar mucho- dijo Scarlet mientras caminaba hacia él en un tono seductor. Empezó a jugar con los nudos de su camisa y el pecho de él quedó al descubierto.
-Siento haberte dejado sola tantos días. ¿Podrás perdonarme?- dijo él acariciándole la mejilla.
-No puedo perdonarte sin más cuando sabías que soy un vampiro muy joven y que aun no controlo mi sed.
-Alfred me ha contado que no has atacado a nadie. Eso es tener control.
-Eso no te libra del castigo que tengo para ti. Si me entero de que has mordido a otra mientras estabas fuera, el castigo será peor.
-No he mordido a ninguna mujer. Te prefiero a ti.- Le besó y con la lengua investigó cada rincón de su boca. Mientras tanto, Scarlet lo fue empujando hasta que cayó de espaldas en la cama. Ella se subió encima de sus caderas y notó la presión en sus pantalones. Rió ante su dureza y le quitó la camisa. Dmitri echó la cabeza hacia atrás cuando la boca de Scarlet bajaba de su boca hasta su ombligo y más abajo aun. Dmitri se impulsó con sus codos y la vio desabrochar las cuerdas de sus pantalones.
-¿Qué vas a hacer, Scarlet?- preguntó. Su sonrisa maliciosa no se había ido.
-¿No quieres que te quite los pantalones? No deben de ser muy cómodos ahora mismo.
-Dios, me tienes loco.
Scarlet sonrió ante su comentario y deshizo el nudo que ataba sus pantalones. Se los quitó y observó su gran masculinidad.
-No voy a olvidar esto- dijo Dmitri observándola. Era una amenaza. Él se puso de rodillas en la cama-. Cumple tu promesa.
-¿Me vas a dar órdenes en la cama?
-Scarlet.
Él le acarició el pelo. Scarlet recorrió el miembro con sus manos. El grito de Dmitri envió corrientes de placer por todo su cuerpo. Scarlet le gustaba ver como él disfrutaba con lo que le hacía. Ella adoraba su sabor, el contraste entre seda y acero.
-Tu boca es como el cielo y el infierno a la vez.- Dmitri soltó un gemido gutural.
Ella acarició los muslos de él, duros como piedras. Dmitri bajó la vista hacia ella. Había pasado de ser la tímida chica a la que salvó de unos violadores a una que había eliminado todos sus miedos, excepto uno. El miedo a perderle. “No me perderás nunca” le había contestado él.
Un gemido lo sacó de sus pensamientos. Scarlet había parado y estaba dándole besos en el pecho.
-¿Por qué has parado?- preguntó. Ella le empujó y volvió a caer de espaldas en la cama.
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Peligrosa Atracción (Eternidad Solitaria #1)
VampirosScarlet no piensa volver a enamorarse. Tras haber perdido a su único amor varios siglos atrás, su corazón se ha convertido en hielo. Nunca pensó que el atractivo y capitán del equipo de fútbol, Lucas Jamieson, pudiese derretirlo. Scarlet no piensa p...