Quemadura de cigarrillo

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Punto de vista de William  

Observaba cómo Wilde se alejaba jalando a Judy de la correa. Volteo a ver a Valeri y ella solo mantiene la vista baja. 

-Oye- le hablé y ella solo levantó la cabeza - Te dejaré en la habitación, es importante que no salgas de ahí. Voy a ver al Jefe  - expliqué.

Ella solo asintió, se levantó del suelo y se retiró el polvo de sus piernas. En cuestión de minutos llegamos a nuestra habitación, la habitación 03. Al ser uno de los hombres más importantes, tengo el privilegio de tener los primeros cuartos. La habitación es como todas las demás, solo que es un poco más grande y con más juguetes sexuales. 

-espérame aquí y no abras la puerta- ordené diciendo lo último con una voz más elevada.

Salí de la habitación y cerré con llave. Caminé entre las parejas hasta llegar a un pasillo largo, donde al final de este se encontraba una puerta de madera de pino. Frente a la puerta había un letrero con las iniciales del jefe, estaba escrito en romanas de letras negras. Podía leerlo sin mis gafas.

Mire la perilla por un instante, parpadeando, algo asustado. Por mi cabeza se cruzó la idea de que el jefe podía creer que llevaba algo en manos. Suspire y abrí la puerta. 

Hoy hace calor afuera, pero el interior de aquel cuarto que entre estaba fresco. El aire acondicionado estaba encendido y los ventiladores de madera giraban lentamente. Había un aroma a alcohol y sangre, ya me había acostumbrado a esa combinación de olores. 

En frente de mi estaba el Jefe en su costoso escritorio de madera, sentado en su silla de piel estilo victoriano color negro. Sobre el escritorio había papeles y botellas de alcohol vacías. De tras de el había una puerta donde es fácil para el escapar por si algo sale mal con algún cliente.

-Bienvenido James -  habló el leopardo 

-Buenas tardes, señor - dije siendo lo más respetuoso posible 

-¿Te parece tomar algo de vodka? - preguntó agitando un poco la botella 

-Bueno…

-Oh, porfavor yo invito. Siempre toma tan siquiera un poco, da energías para el trabajo. 
Para que veas el buen Jefe que soy- sirvió un poco de vodka en un vaso y me sirvo. 

-Ya sabia que es un buen Jefe, señor- respondí de lame botas 

Una de las chicas secuestradas entro por la puerta en lenceria y se acercó a él con una bandeja de bebidas en mano. Él tomó una de las botellas y le dio una nalgadas haciendo que la chica se estremeciera.

-¿Deseas algún licor en específico? ¿Qué sabor prefieres, James?- 

-Estoy bien así con el Vodka, gracias- dije cortante enfocado a que trataba ese maldito gato 

-Me parece que a ti te gusta el Whisky o.. ¿era el Ron?- seguía insistiendo 

-Si, ambos me gustan pero asi estoy bien- respondí serio 

-De acuerdo- cedió 

Me ajusté las gafas de la nariz un poco nervioso. No quería estar en su oficina, nada que salía de aquí era algo bueno. Tengo una sospecha y no es nada buena. 

-Bueno quiero llegar al grano - habló con una voz seria y gruesa - Me quiero deshacer de algunas chicas, las que tienen suerte serán vendidas en el mercado negro y las que no tal vez vendamos sus órganos para ganar algo de dinero o no lo sé tengo que pensar en que hacer con ellas- 

Quedé helado. La misión se irá a la mierda - ¿Y a qué se debe? Nunca nos han causado problemas- 

-Algunos de nuestros clientes se han quejado, al parecer no son tan sumisas como creíamos, son algo… difíciles de dominar- respondió tomando un poco de vodka - y no queremos que pase lo del año pasado - 

Agente encubierto WildeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora