Noche 5: Velas.

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Merlín despertó cuando el sol iluminaba todo el lugar, despertó con la sensación de que algo cálido lo rodeaba y casi pega un grito cuando al enfocar bien todo a su al redor se percato que Arthur lo tenía fuertemente abrazado por la espalda, el rubio roncaba débilmente y si no fuera por que Merlín conocía la fuerza que tenía se hubiera impresionado por el fuerte agarre que mantenía sobre su cintura; sabía que ya era tarde pero tomando en cuenta que se desvelaron y ese día Arthur tendría que recibir a los invitados de su padre, no creyó muy necesario levantar al rubio por lo que decidió que era buena idea quedarse ahí un rato más. Cerro los ojos dispuesto a dormir solo unos minutos más.

La próxima vez que despertó Arthur ya no estaba a su lado y sobre la mesa encontró un plato con comida junto a una nota escrita por el rubio la cual decía que tomaría el desayuno con su padre y que tras eso estaría ocupado unas horas antes de la llegada de sus invitados, por lo que le daba medio día libre. Tras terminar de leer la nota se sorprendió deseando que esta tuviera algunas palabras cariñosas por lo que negó con una sonrisa por su estúpido pensamiento, estaba por doblar la hoja cuando noto que tras ella había algo más escrito, una boba sonrisa se formo en su rostro cuando leyó en voz baja las palabras ahí escritas. 

Parecía que Arthur había utilizado el reverso del papel como borrador para la misma nota que él ya había leído solo que esta en la parte baja decía: para mi querido Merlín, claro que esas simples palabras tenían una linea tachándolas por lo que no pudo evitar soltar una risa divertido por lo tierno que podía llegar a ser Arthur. 

Termino su desayuno con una suave sonrisa en sus labios y antes de salir de las camaras del rubio se aseguro de que todo estuviera ordenado y bien limpio -claro que uso magia para eso- e igual que el joven príncipe decidió dejar una nota al rubio donde le agradecía por su medio día libre, la única diferencia entre su carta  y la de Arthur fue que el no tacho nada después de escribir un: espero que mi apuesto señor sobreviva sin mi, salio de la habitación tras aquello . Sus mejillas parecían dos fresas. 

Nunca se imagino que llegaría un día en que coquetearía con una persona por medio de trozos de papel, era algo extremadamente infantil pero que aun así lo hizo reír feliz mientras caminaba a las camaras de Gaius donde muy seguramente lo interrogarían sobre su salida temprana o por que no confiaría en que él de verdad estaba llegando a dormir -cosa que Gaius cada vez creía menos- pues su maestro era una persona difícil de engañar. Entro y se encontró con el lugar vació por lo que agradeciendo su suerte se preparo para tomar un baño y salir un rato al mercado o algo así, ya vería como entretenerse. 

Termino de bañarse pero sus ganas de salir se esfumaron cuando a través de su ventana fue capaz de ver la llegada de la primera nevada a Camelot por lo que se vistió con su ropa más abrigadora que encontró y se envolvió en su frazada dispuesto a resguardarse del frío. Su plan de envolverse en todas las frazadas que encontrara no estaba funcionando por lo que dispuesto a no morir de frío comenzó a recordar los hechizos que podrían ayudarlo a entrar en calor. 

Comenzó con una simple mientras miraba la pequeña chimenea en las camaras de Gaius, lo intento una o dos veces antes de cambiar de hechizo y así continuo por unos cuantos minutos hasta que simplemente se canso y ya harto intento con el mismo hechizo por el que le habían quitado su libro. Lo intento una vez solo para ver que no llegaba a ningún lado estaba a punto de rendirse cuando todas las velas en la habitación se encendieron con flamas altas y potentes que por un momento lo asustaron y lo hicieron estar nervioso ante la idea de que todas se descontrolaran, pero pronto tomaron un nivel normal e iluminaron la habitación, Estaba a punto de celebrar cuando un jadeo sorprendido lo hizo voltear la mirada hacía la puerta de entrada. 

El aire abandono sus plumones al toparse con los ojos verdes de Morgana que lo miraban con miedo y sorpresa a partes iguales, sintió que sus piernas de repente no lo podían sostener por lo que dio un paso hasta recargar una de sus manos en la mesa y miro con miedo todas las emociones por las que pasaba la azabache. Morgana retrocedió cuando una de las velas ardió con mayor intensidad por lo que Merlín solo se puso más nervioso y como si la vela fuera un reflejo la flama ardió con cadencia mientras él intentaba llevar aire a sus pulmones. 

Frío (Merthur)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora