Noche 4: Capas.

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Gaius pudo o no haber creído se escusa sobre por que razón llegaba tan temprano de las camaras del príncipe y con un ramo de flores demasiado sofisticado como para pensar siquiera que a él le apeteció ir por flores al bosque antes del amanecer, por lo que en definitiva el hombre no le había creído pero como no se inmiscuyo más en el tema de las flores él pudo respirar sin sentir que le presionaban los pulmones. 

En esos momentos se encontraba sentado a la orilla de su cama mirando las flores -ya en agua- que Arthur le había obsequiado, seguía sin creer lo que aquello significaba por que eso lo convertía en la persona especial de Arthur y a su vez en la causante de todos sus castigos, aun cuando no sabía en que se estaba metiendo el rubio no podía evitas sentirse in merecedor de tan grande amor por que Arthur estaba arriesgando todo por él.  

Las flores eran de colores suaves y para nada vistosos si tuviera que describirlas diría sin dudar que representaba a ese frío invierno pero a la vez a los cálidos ojos del príncipe, no sabía el nombre de las flores pero estas iban desde un azul profundo hasta blanco lo que sin duda era hermoso y por ende caro, Arthur debió gastar mucho en ellas -y aun que no fuera una chica- se alegro ante tal detalle. Tal vez era por que lo hizo sentir especial. 

Pero no todo era felicidad pues tras toda su alegría la sensación de estar traicionando al rubio era implacable, con cada sonrisa tonta que se le escapaba su mente gritaba a todo lo que daba <Mentiroso> y si pensaba en el príncipe su pecho protestaba por no poder ser sincero con el rubio, pero no se podía arriesgar, por más que Arthur no fuera como su padre vivió toda su vida bajo la mentalidad de que la magia era mala. La magia se condena con muerte. 

<¿Y la traición Merlín?> Grito a modo de recordatorio su conciencia y aun cuando sabía que la traición a las personas que aprecias era una cosa imperdonable para el rubio se sentía incapaz de hablar con él del tema. Arthur podía profesar quererlo pero para él era imposible confiar ese secreto al rubio, paso toda su vida escondiendo lo que era, sabía las consecuencias que obtendría si alguien más descubría. Sabía que moriría. 

Por ello entre más se fijaba en las flores se percataba de lo cruel que estaba siendo, Arthur le había profesado su amor de una manera singular pero efectivo pues de cierta manera fue directo para que él -un poco lento en cosas del corazón- se percatara de lo que sentía, para que supiera que estaba enamorado y era capaz de aceptarlo y afrontarlo, que era valiente. Él por su lado estaba ocultando lo que era, escondía lo que era actuando desde las sombras o a espaldas de todos a los que consideraba sus amigos, y en esos momentos a la persona que acababa de dejarle en claro que lo quería. 

Mientras Arthur le había confesado sus sentimientos y se mostraba un poco menos cerrado con sus cosas él iba por ahí aceptando esos sentimientos para darle como retribución mentiras y la más crueles de las traiciones que Arthur podría experimentar. Sabía que no llegaría a nada si continuaba por ese hilo de pensamientos por lo que se levanto de la cama y salio de la habitación con dirección al campo de entrenamientos donde Arthur lo estaría esperando. 

Al llegar a su destino grande fue su sorpresa al toparse con los caballeros haciendo un circulo perfecto alrededor de la que parecía ser Morgana y un relajado Arthur, ambos parecían divertirse mientras peleaban espada contra espada de manera muy pareja; Sir Leon junto a otros caballeros más experimentados parecían apostar por quien sería el ganador de aquel encuentro. Abriéndose paso entre los caballeros que solo verlo se apartaban divertidos por el show que daban aquellos dos miro con asombro como Morgana por momentos parecía llevar la ventaja, sus movimientos eran precisos y cada cierto tiempo parecía ganar terreno, los caballeros apoyaban entre risas a la azabache mientras que Arthur mantenía un rostro sereno con cada ataque de daba y por momentos parecía un poco sorprendido pero tras recuperar terreno sonreía triunfal y arremetía contra la chica. 

Frío (Merthur)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora