Stuck on the puzzle | Alex Turner.

22. Reencuentro inesperado.

- ¿Por qué no me dijiste que se había marchado?.

Escupió Alex con enfado, el día siguiente había ido a la casa de Miles por alguna buena explicación de su mejor amigo.

- ¿Disculpa? Ella no quería que lo sepas, y yo respeté su decisión.

- Sabías lo que ocurría entre nosotros, eres mi mejor amigo... ¿Por qué no fuiste capaz de mencionarlo?

- De todos modos fue repentino, Al. - se excusó Miles ya dentro de su casa. - De un día para el otro ella ya había sacado los pasajes a Los Ángeles, tampoco pude hacer mucho.

- No puedo creerlo. - Alex se sentó en el sofá, y dejó caer su cabeza entre sus manos.

- Fué lo mejor que pudo haber hecho, ésto ya se les estaba yendo de las manos... Mejor detenerlo antes de que pase a mayores.

- No era algo que pudiéramos controlar, se sentía tan bien... No lo comprendes porque no lo has vivido Miles.

- No lo viví, pero recuerda que hay una persona de por medio. - le recordó Miles un tanto molesto ya por aquella situación. - Taylor no será la mujer que despertó esa chispa en ti, pero sigue siendo una persona con sentimientos y no tiene por qué soportar todo éste circo que armaste. - Alex levantó la mirada y lo miró molesto.

- Hablas como si no me importara, cuando estoy todos los días ahí para ella.

- Pues actúas como si no te importara, lo mejor será que acomodes tus pensamientos y tú vida antes de seguir involucrando a Ruby.

Alex miró a su amigo con enojo. En el fondo sabía que Miles tenía razón, pero no podía hacer nada en ese momento. No podía terminar su relación con Taylor, no era tan valiente para destrozarle el corazón a la muchacha. Sentía que la cabeza le iba a estallar, estaba atascado en un rompecabezas dónde las piezas encajaban en algunas partes y en otras simplemente se dificultaba cada vez más.

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Al llegar a Los Ángeles los padres de Ruby la esperaron felices y atentos a las aventuras de su hija por Londres, Ruby había mantenido el contacto con ellos como siempre, pero ahora era tiempo de los detalles. Aquella noche cenó en casa de sus padres, y luego finalmente volvió a su departamento.

Un tanto vacío y pequeño, comparado con la casa de Miles después de estar tantos días viviendo allí. Suspiró "hogar dulce hogar" pensó en una extraña mueca, era hora de borrar a Alex Turner de su memoria.

Luego de terminar de ordenar todas sus pertenencias y ropa, miró el cassette que había apartado. Pensaba tirarlo, mientras algunas lágrimas se le escapaban rodando tibias por su mejilla.

No quería llorar, no había llorado en todo éste tiempo. Ella era una jóven segura y decidida, pero aquella situación estaba costando más de lo que había pensado. Decidió guardar aquél cassette en una vieja caja con pertenencias que ya no usaba o que alguna vez alguien le había regalado, la cerró con cinta y la guardó bien en el fondo para olvidarse de ella, y con ella el recuerdo de Alex, en un intento bastante en vano.

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La semana siguiente volvió Taylor, ésta vez sola ya que su novio se encontraba muy ocupado grabando el nuevo disco, y Miles ensayando con su respectiva banda " The Jaded hearts club".

- Oye, ¿Tu tienes el cassette del padre de Alex? - preguntó Taylor curiosa, estaban cenando en su casa con su mejor amiga.
Ruby la miró extrañada.

- ¿El qué?

- Alex me dijo que cuando viniste te habías traído el cassette de su padre... - le explicó Taylor, pero al ver que Ruby no comprendía se extrañó. - Se notaba muy desesperado, creí que sería importante... - Ruby comprendió lo que estaba pasando, Alex le había inventando esa mentira para disfrazar quizá su repentino interés en la huida de Ruby.