34. Copas de más.

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Pocos días después de lo sucedido con Taylor, Ruby tuvo que contarle a sus padres toda la verdad de aquella situación, ya que en algún momento se preguntarían por qué Ruby ya no había vuelto a ver a Taylor.

Sus padres no estuvieron de acuerdo en lo absoluto con lo sucedido, se enfadaron bastante con lo que su hija había hecho, e intentaron darle un sermón sobre lo inmoral que había sido todo aquel problemón. Ruby entendía el pensamiento de sus padres, y sabía que jamás nadie la comprendería... Nadie además de Alex y Miles. Era de esperarse que cualquier persona que escuche cualquiera de las dos versiones, acusaría a Ruby... Después de todo ella era la que se había involucrado con el novio de su mejor amiga.

Pero lo que nadie sabía era la poca compatibilidad que había desde un principio entre Taylor y Alex. Nadie sabría jamás la conexión inmediata que sintieron Ruby y el británico, ni la manera en que él la miraba a ella que jamás se compararía a la manera en que él miraba a Taylor. Nadie comprendería que lo que surgió entre ellos fue inevitable y por obra del destino... Pero a Ruby no le interesaba en lo absoluto, y a Alex tampoco. Ellos estaban profundamente enamorados y eran felices... Eso bastaba.

Taylor no había hecho su problema público, por lo que hasta ahora la gente y el mundo de la fama sólo habían notado la separación entre Alex y Taylor, pero nadie sabía el por qué.

Aquella tarde, Ruby supuso que lo mejor sería ir a hablar con su amiga, o ex amiga.

Golpeó tres veces la puerta de su gran casa, y en cuestión de minutos apareció detrás de la puerta mientras la expresión del rostro se tornaba totalmente oscura y desganada.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó borde.

- Necesito hablar contigo.

- No tengo nada que hablar contigo, adiós.

- Taylor, espera...- Ruby frenó la puerta con la mano antes de que Taylor la cerrara por completo.

- Creo que fuí muy clara cuando te dije que no te quería ver nunca más en la vida. - contestó firme. No cedía, jamás lo hacía. Y Ruby suspiró hondo armada de paciencia.

- Necesito que hablemos para que comprendas cómo fueron las cosas.

- ¿Comprender cómo fué que te tirabas a mi novio a mis espaldas? - preguntó incrédula. - ¿O cómo me mentiste en la puta cara, cada vez que sospechaba que algo raro andaba entre ustedes? Debí imaginarmelo... Aquí había gato encerrado, pero supongo que yo fui la que no quise ver la realidad. - miró a la pelirroja de arriba abajo despectivamente. - Fué mi error.

- Lo siento, no tengo palabras ni las tendré jamás para explicarte cuánto lo siento... Nunca quise lastimarte, entiéndelo.

- Vaya, sí se nota. - alzó una ceja cruzándose de brazos.

- Escucha, ésto no fué algo que hayamos elegido... Surgió de un momento para otro, de verdad. - Ruby intentaba justificar lo que habían hecho a toda costa, pero Taylor jamás lo comprendería.

- Ruby, nada de lo que digas me interesa. No me interesa una mierda lo que sientas por Alex, ni lo que él sienta por ti. El es igual con todas, lo ha sido siempre. ¿Estás muy contenta con él? Disfrútalo, disfrútalo hasta que se aburra de ti y te hará lo mismo con la siguiente.

- Creo que lo nuestro es distinto... - escupió Ruby molesta. Comprendía que Taylor estuviese enojada, pero no tenía por qué desquitarse de esa manera con ella. Taylor sin embargo, creía que estaba en todo su derecho... Y que lo que le estaba diciendo en la cara no era nada comparado a lo que ellos dos le habían hecho.

- Ya sabes lo que dicen, si lo hizo una vez lo hará dos o tres. - Taylor se encogió de hombros. - Disfrútalo mientras esté enamorado, se le acaba rápido. - fué lo último que mencionó para acto seguido cerrar la puerta de un portazo.

Stuck on the puzzle | Alex Turner.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora