¡ eleven !

207 34 24
                                    

─¡Tata!

Yuna al abrir la puerta y ver al amigo de su padre afuera de su casa, saltó feliz a los brazos de éste. Yuta aceptó gustoso el abrazo de la linda niña, alzándola para llenarle su carita de besos.

─Hola, hermosa ─pronunció feliz, dejándola en el piso, esbozando una pequeña sonrisa al ver su lindo pijama de ositos─. ¿Está tu papi?

─Sip, está haciendo el desayulo ─afirmó feliz la pequeña, haciendo sonreír al chico─. Vení, Tata, desayulemos los cuatlo.

Nakamoto rió para después ser arrastrado por la niña al interior de la casa. Cerró la puerta y se dirigió con la pequeña a la cocina, donde divisó a aquel rubio con su torso desnudo, y su cabello hecho un desastre, haciendo tostadas.

─¡Papi, Tata vino! ─corrió la niña hasta su padre, abrazando instantáneamente las piernas de éste.

Jae dió mediavuelta, para brindarle una cálida sonrisa.

─Hey.

Saludó Jae con su voz ronca, demostrando que al parecer fue obligado por Yuna a salir de su cama.

─Buenos días ─dijo el peliblanco acercándose al mayor para acomodar un poco su rebelde cabello.

El rubio sonrió y se agachó para estar a la altura de su hija.

Hadita, andá a despertar a tu hermano, y lavense la carita juntos así desayunan.

Le habló Jae cálida y suavemente a su nena, como siempre lo hacía. La pequeña asintió frenéticamente antes de dejar un beso en la mejilla de su padre, que lo dejó sonriendo al ver como corría cuidadosamente fuera de la cocina.

─¿Pasó algo que venís un domingo a las nueve de la mañana? ─cuestionó Jae incorporándose.

─Vine a traerte esto.

Al decir eso, Jae recién notó que Yuta venía con unos papeles en su mano. El más alto lo miró confundido.

─¿Y eso?

─Unos expedientes que te olvidaste el viernes, te los iba a traer ese mismo día o ayer, pero estuve ocupado.

El rubio asintió, agradeciéndole, para tomar aquellos papeles y dejarlos sobre la isla que estaba en medio de la cocina.

─¿Por qué saliste tan apurado el viernes?

Cuestionó Yuta, haciendo que una boba sonrisa aparezca en el rostro del contrario al recordar a ese dulce profesor.

─Tuve una cita.

Pronunció con una sonrisa, mientras que la que había en el rostro de Yuta, simplemente desapareció.

─¿Qué?

─Se llama Wonpil, es el profesor de música de los nenes.

Yuta al darse cuenta de su expresión, sacudió la cabeza y volvió a sonreír, siendo el risueño y positivo Yuta de siempre, al que nada le afectaba y no demostraba estar triste.

─No me contaste nada, que raro.

─Es que no encontré el momento oportuno, perdón ─le sonrió Jae, antes de darse mediavuelta y seguir preparándole la leche con chocolate a sus hijos─. En algún momento te lo voy a presentar. Es hermoso, quiere mucho a los nenes, y los nenes lo aman a él.

Vos también me decías que era hermoso, y me agradecías por querer tanto a tus hijos, ¿qué es lo diferente?, se cuestionó Yuta tristemente en su cabeza.

Jae seguía hablando entusiasmado, siendo ajeno a la tristeza de Yuta. A él si le gustaba Jae. El pobre creía que siguiendo con esa "amistad con derechos", el rubio se daría cuenta de lo enamorado que el joven estaba. Pero al parecer, nunca lo hizo.

─... Y creo que hay que dejar eso de tener sexo ─le informó el rubio, dándose media vuelta para mirar al más bajito.

El peliblanco volvió a prestarle atención cuando Park pronunció esas palabras. Su sonrisa regresó a su rostro, disimulando cualquier rastro de tristeza, y asintió frenéticamente, entendiéndolo.

─Obviamente... Se ve que él te gusta mucho ─murmuró Yuta, más para sí mismo que para Jae.

─Creo que sí ─el mayor rió levemente─. ¿Te quedas a desayunar?

─Mhm, no, perdón ─Jae hizo un leve puchero al escuchar la negación de su amigo─. Tengo cosas que hacer ─el rubio ahora asintió, entendiendo al chico─. Nos vemos mañana, Jae. Suerte con Wonpil.

Pronunció Yuta sinceramente. Él enserio deseaba que el rubio sea infinitamente feliz. Él se lo merecía.

─Gracias, Yuta, sos un gran amigo ─murmuró Jae, dando leve palmaditas en la cabeza del chico.

El menor asintió sonriendo, mientras se tragaba aquel nudo que se había formado en su garganta. Se despidió del mayor y salió de aquella casa.

Él no tenía nada que hacer ese domingo, sólo mintió porque internamente sabía que no iba a poder mirar a Jae sin sentir ganas de llorar y avergonzarse a sí mismo.

¿Por qué no me quiere a mí?, era la única cosa en la cabeza de Yuta.






bno, aparezco a las 4,
casi 5 AM. perdón por la ausencia
voy a tratar de actualizar seguido
porque ya se terminan las clases.
Por cierto, escribí este cap con Heather de fondo q oportuno.
los extrañe😭

can u be our other dad? ✦ jaepilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora