a light in darknes. 3

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Caminó por las penumbras de la oscuridad siendo sostenida por las manos de Klaus, sintió como era apoyada en el automóvil y este arrancaba, todavía no veía del todo bien, solo oscuridad

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Caminó por las penumbras de la oscuridad siendo sostenida por las manos de Klaus, sintió como era apoyada en el automóvil y este arrancaba, todavía no veía del todo bien, solo oscuridad. Su cuerpo temblaba como una gelatina siendo sacudida y su aliento era seco y frío, sentía como Klaus le hablaba pero ella a duras penas podía respirar, cerró los ojos por unos segundos y luego los abrió, no había diferencia. Estaba totalmente absorta de su mundo tras el susto.

El miedo de vivir empezó a carcomer su alma, entendió que el precio de la vida era vivir la misma, siendo ya estar respirando parado en medio de una calle en Los Angeles un riesgo. El riesgo de la vida era vivirla.

Klaus tomó a la chica en brazos y la bajó del auto, la llevaron a una camilla y pudo sentir como Grace encendía una linterna.

—Sigue la luz de la linterna —escuchó como un eco.

Ella obedeció a las órdenes y muy débilmente siguió la luz con sus ojos.

—Ella está bien, solo está en un shock, llevenla a su habitación, Número Cuatro, quédate con ella —dio la orden Reginald.

El cuarto Hargreeves asintió y tomó en brazos a la octava, subieron las escaleras y llegaron a la habitación de Rosalie, el la acostó en la cama y el se sentó en el piso, quedando casi a la misma altura.

—¿Puedes hablar?

—..... S.... Si.... —respondió casi en un susurro.

— Bien hecho, ¿puedes moverte?

Rosalie movió levemente su mano, la cual Klaus tomó mientras se arrodillaba.

—¿Tienes miedo?

Rosalie asintió, pudo notar como sus ojos se aguaban levemente, Klaus notó eso.

—Oye, no —se acercó a ella y besó la frente de la chica—, estoy contigo, Rosi, siempre lo estaré.

Rosalie sonrió levemente y se acercó a Klaus. Sus respiraciones se mezclaban y había un leve roce de labios, sus pechos subían y bajaban con velocidad y su ruidosa respiración ponía tenso el ambiente, Rosalie fue la que primero dio el paso, se acercó más y unió sus labios con los de Klaus, el último sonrió levemente y no se negó a la acción de la opuesta, movían sus labios con suavidad y lentitud, creando un ambiente cálido y casto. Se separaron y se miraron a los ojos.

—En realidad lo recordaba —dijo en un susurro, Klaus se sentó en la cama, acción que imitó Rosalie—, el beso de la otra noche.

—¿En serio...?

—Si, solo quería ver si lo hiciste porque estabas drogado —ella apoyó su cabeza en el hombro de Klaus—, al parecer no —susurró.

—Claro que no —acarició el dorso de la mano de la chica— yo... te quiero —susurró con timidez.

—La pregunta es quién no me quiere —dijo con aires de superioridad—, es broma, en realidad he dudado varias veces de que alguien me quiera.

—Yo hago más que quererte —Klaus acarició el pelo de Rosalie—, será un secreto esto ¿bien? —extendió su meñique.

Ella entrelazó su meñique con el de Klaus.

—Bien.

Días después Rosalie ya estaba dentro de sus cabales, podía hacer todo a la perfección como siempre acostumbraba, hecho que festejó con Klaus saliendo de fiesta.

—Sabes, siempre pensé que estaba sumida en un pozo de oscuridad —susurró Rosalie en el camino del trayecto.

—¿Enserio?

—Si, pero tu eres la luz de mi oscuridad, eres el que me hace vivir —susurró.

Klaus se quedó en silencio y sonrió, luego sacó una pastilla.

—Paso —dijo Rosalie.

—Vamos Rosi, sabes que lo necesitas.

—Lo único que necesito es a ti.

—Eres muy cursi a veces —dijo Klaus tomando una pastilla.

—Lo vuelves a decir y te mato.

—Tranquila Pikachu —dijo Klaus en broma.

Ella lo miró con enojo.

Luego de esa pequeña conversación los dos caminaron por los callejones de la ciudad, donde allí llegaron a un club. Las luces de colores los cegaron por unos segundos hasta que sus ojos se acostumbren, el olor a alcohol y drogas llegar a sus fosas nasales de una manera vomitiva y admiraron el panorama. Gente drogandose, también tomando alcohol y gente en un rincón, haciendo sus cosas.

Rosalie miró a Klaus y lo tomó de la mano, caminaron hacia la parte más alta, el balcón, donde había gente fumando y hablando con tranquilidad, había solo un par de parejas. Rosalie caminó hasta la parte del balcón y miró las estrellas.

—Son muy bonitas —dijo Rosalie.

—No tanto como tú.

Rosalie río levemente.

—¿Nunca te perdiste en la inmensidad del universo? Me satura la mente pensar de que es infinito, no puedo imaginar algo infinito.

Klaus se quedó en silencio.

—¿Como piensas en esas cosas?

—Estar en soledad me da tiempo de hacerlo, puedo pensar con tranquilidad y dar libre albedrío a mi atrofiada mente.

—Buen punto.

Klaus se acercó por atrás de Rosalie y la abrazó por la cintura, apoyó su mentón en el hombro de la chica y cerró los ojos.

—Te amo —susurró cerca del oído de Rosalie.

La chica sintió que los vellos de su espalda y nuca se erizaban, sintió un escalofrío, suspiró y abrió levemente su boca para hablar.

—También te amo... —susurró.

Klaus le dio un beso en la mejilla cerca de el borde mandíbula a Rosalie.

Y así, la noche no transcurrió entre tantas drogas y alcohol, ninguno de los dos sintió la necesidad de ausentarse el la vida real, porque la felicidad estaba allí, Rosalie estaba para Klaus y Klaus estaba para Rosalie, era lo único que necesitaban, se necesitaban el uno al otro.

Porque si uno quiere irse y ausentarse de la vida real, es porque siente que no es lo suficientemente feliz en ella. Pero hay muchas posibilidades y personas que pueden hacer que nunca queramos irnos, más de las que nos entran en la cabeza, y puede que no sea el momento indicado para que llegue esa tal persona o posibilidad, pero hay algo seguro, tarde o temprano llegará.

Y por suerte para ellos, Klaus y Rosalie, esa persona o oportunidad había llegado. O eso creían.

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DANGEROUS WOMAN  ──klaus hargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora