Hogar Dulce Hogar.

342 14 0
                                    

Por fin llegué a mi querida casa de Mairena. Una vez entré miles de recuerdos volvieron a mi, seguían presentes en mi, eso no iba a cambiar. Mi madre encendió el sistema, todo se ponía en marcha, hasta nosotras. Teníamos muchas cosas que hacer, así que más vale empezar pronto que tarde.

Subí a mi habitación, habría que hacerle unas reformas; y estaba en lo cierto, necesitaba unas reformas lo antes posible, esa habitación era de cuando era una enana. Lo que siempre me ha gustado de ella es que tuviera un pequeño pero espacioso balcon que daba a la calle. Salí dispuesta a ver como había cambiado mi pequeño mundo pero no me imaginaba ver lo que estaba viendo. Los ojos se me abrieron como platos, no podía estar pasando, el chico del avión estaba en la casa de enfrente. Volví dentro lo antes posible, intentando que no me viera, no tenía ganas de hablar con gente tan inútil.

Bajé a ayudar a mi madre con algunas cosas para luego ir a visitar a familiares y amigos, era hora de que todo comenzará, o seguir lo que dejamos aquí.

Cogimos el coche, aún permanecía ahí pero necesitaba un par de arreglos, suele pasar después de tanto tiempo. Fuimos a visitar a mi abuela, como la había extrañado.

-¡Abuela! - chillé cuando la vi. Lágrimas invadieron mis ojos. La había extrañado tanto que parecía un sueño tenerla delante, pero no, era la pura realidad.

-Hija mía, como te he extrañado. - dijo mi abuela emocionada, ella también estaba llorando. - ¡Has crecido después de la última vez que te vi! - y se echó a reir, esta mujer me hacía sonreir con cualquier tonteria, y esta vez lo había conseguido.

-Era una enana abuela, ya soy una señorita de pies a cabeza. - dije dedicandole una de mis sonrisas.

Finalmente fuimos a visitar a más gente, pero ya se había hecho tarde y teniamos que volver a casa. Según mi madre mañana teníamos que ir a visitar a una amiga suya. Una vez estoy en mi cama comienzo a recordar todo lo que me ha pasado después de venir otra vez a España, tampoco estaba yendo tan mal como ella pensaba. Solo de momento.

No hay marcha atrás (Gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora