Cerré los ojos fuertemente, no quería que lo viera, así que hice toda la fuerza que pude para que no pudiera desvelar esos cortes que tanto me mataban.
-¿Que intentas tapar Daniela? - dijo él mirandome tiernamente.
-Nada. - dije tartamudeando.
-Dejame ayudarte, por favor.
-¿Que me deje ayudar por ti? - dije riendome irónicamente. - Enserio vete al circo.
Jesús me apretó con más fuerza en la muñeca. Yo hice una mueca de dolor. Todos los momentos vividos con él pasaron por mi mente. Mi cabeza pensaba que era un cabrón, que probablemente me lo merecía, pero es que mi corazon no pensaba eso. ¿Es que Jesús me atraía? ¿Que me estaba pasando? Miles de preguntas aparecían por mí mente.
-Daniela te estoy hablando. - dijo Jesús acercandome más a él. Me dejó a centímetros de él. - Dame otra oportunidad, he hecho las cosas mal.
-No hay segundas oportunidades, a veces es ahora o nunca. Y tu ya la perdiste. Me has hecho mucho daño Jesús, no mereces mi perdón.
Finalmente Jesús me soltó dejandome ir, así que yo decidí marcharme. Cuando ya estaba a unos metros de él, me giré y volví donde él estaba. Me puse a centimetros de Jesús, mi boca casi rozaba con la suya, y cuando estaba apunto de besarle me separé unos centimetros.
-No vengas tras mi.
Y así volví hasta donde estaba anteriormente, me giré para ver como estaba. No se movió del sitio, así que pensé que perfecto que me hubiera hecho caso pero cuando fui a girar hacia nuestra calle, alguien me hizo girar completamente haciendo que mis heridas salieran a la luz.