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Decir la verdad directamente duele menos que mentir y engañar. Piensa dos veces antes de herir a alguien.
Poco después íbamos en camino hacia mi casa. Todo este tiempo eh estado tratando de averiguar por qué me quieren, es decir, ¿Quién querría a alguien como yo para semejante acto? Nunca en mi vida me eh involucrado en problemas ni mucho menos eh peleado con alguien. No era como si fuera santa, pero tenía mis momentos. Después de varios intentos me rendí para esperar por una respuesta proveniente del rubio. Aun que, pensándolo bien, seguiría mintiendo.
Como sea, llegamos a mi casa. Alrededor de ésta había hombres caídos y estaba la camioneta de mi padre. Él está adentro. Pensé.
Entré y busqué a John. Se encontraba en la cocina. Mi arma estaba en mi bolsillo así que si trataba de mentirme John sabrá que tan capaz soy.
-Escucha, John. Solamente quiero saber que es lo que esta pasando realmente. No tengo intenciones de herirte. Pero si me provocas, lo hare. Asi que piensa bien lo que dices.
John se volteo a mi con una sonrisa burlona llena de superioridad.
-Y bien escuincla, ¿Qué es lo que quieres saber?
-Todo. Desde el principio hasta el final.
-Se más directa mocosa, así no te entiendo.
-¿Quién asesinó a mamá?
-Ah, esa pobre vieja… No se, de todas maneras no me importa.
-¿Por qué no intentas contándome tu versión de la historia, acaso quieres que exista la necesidad de sacar mi arma y darte el tiro de gracia que te mereces?
-¿Es que acaso no lo entiendes, niña? Bueno, no es como si fueras tan lista. Hazme una pregunta y te la contesto, así de fácil.
-¿Por qué aveces sueño con que me convierto en un animal híbrido?
-¡Duuhh! Por que eso eres.
-¿Qué y-yo qué?
-Lo que oíste. Siguiente pregunta. Esto se pone divertido.
Me relajé. –¿Por qué me quieren muerta?
-Por lo que eres.
-¿Y qué soy, exactamente?
-Tus padres biológicos eran científicos dementes. Estaban empeñados en mutar a las personas para que fueran inmortales, fue algo loco. Usaron el experimento en ti. Cuando el enemigo lo descubrió, destruyó el laboratorio y tus padres murieron. Dejándote a ti huérfana, te adoptamos, y ahora te quieren para hacer experimentos contigo. Pero si no eres tan tonta, usarás tus habilidades contra ellos. Ah, y una cosa, no eres inmortal. El experimento no surgió a su favor. Sólo eres muy difícil de matar y tienes muchas habilidades. Denada.
-Aún falta una pregunta. –Dije, asombrada. -¿Quién es Jack?
-Sólo un pobre tonto guardaespaldas de encubierto que está enamorado de ti desde el primer momento que te vió. Iluso.
Miré a Jack con las mejillas rojas. Jack tenía cara de que no quería que yo me enterara.
-¿Es cierto, Jack? –Él asintió. -¿Porqué la nesecidad de mentir, entonces?
-Para protegerte. ¿Por qué más?
-Sólo… vámonos. Ah y John. –Mi supuesto padre me miró.- Yo no vendré a ayudarte si ellos vienen por ti. Y eso lo buscaste tú solo. Así que no te me aparezcas nunca.
Me retiré de ese lugar con el rubió detrás de mi. Mi cabeza daba vueltas. No estaba pensando con claridad las cosas y no sabía cómo reaccionar después de saber todo eso. Me aterraba que un día llegara el día en el que me transformara en mi lado oscuro y llegar a herir a alguien. Lo último me aterraba.
Salí corriendo y las lágrimas salían de mis mejillas, había sido fuerte durante mucho tiempo y ya no podía serlo más. De un de repente, un señor con un arma apuntándome mientras corría se atravesó.
Ahora me encontraba corriendo en cuatro patas y estaba corriendo a una velocidad inalcansable. Di la vuelta en la esquina y me trepé al primer árbol que ví para así perder al señor que me perseguía de vista.
Me puse las patas enfrente de mis ojos y eran las patas de un leopardo negro. Me asusté como la mierda. Mis patas empezaron a cambiar de forma humana y entonces me relajé. De pronto llegué a una conclusión.
Mi cuerpo cambiaba solamente cuando la adrenalina corría por mis venas a causa del peligro.
