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Las personas también mienten. Aún mirándote a los ojos.
Teníamos apróximadamente veinte minutos de camino. Creo que después de todo fui un poco ruda, el pobre rubio quedó tan espantado de semejante atrevimiento que no dudó en llevarme lo más pronto posible. Aunque, de todas maneras, él y mi padre eran los que estaban mintiendo. Sé que lo hicieron. Sé que lo hacen. Y sé que lo harán. Es molesto el hecho de no saber nada de ti mismo. Es molesto vivir unos cuantos años en una casa con unos padres que nunca están presentes.
Supe que ellos estaban mitiendo desde el primer momento que abrieron el pico. Los movimientos de Jack eran neutros. Sin acción. Sin embargo su fría mirada me demostraba que estaba nervioso por dentro.
Llegamos a una cabaña a las afueras de la ciudad. Parecía como si nadie hubiese estado ahí en décadas. Una vez adentro comprobé mis sospechas. La cabaña tenía adornos por doquier. Todos ellos estaban hechos de madera. Me llamó la atención un portaretrato entre telarañas. Una mujer, mi padre y una niña que no pasaba de los diez años estaban en aquella foto. Parecían familia. Aunque aún no lograba entender qué hacía mi padre en la foto y aquí.
Hacía ya un rato que mi arma estaba en el bolsillo de mi pantalón, la sujetaba con mi mano por si al rubio se le ocurría hacer un movimiento brusco.-Tu padre debe de estar en esa puerta, ábrela.
Dudé unos minutos y después hice lo que me indicó. A decir verdad, estaba un poco asustada de hacerlo. Él aún podría estar mintiendo y yo estoy dándole mucha confianza.
Al abrir la puerta mis ojos se abrieron como platos. La mujer a la que yo llamaba madre estaba en la recostada en la cama sin vida.
-¿Quién hizo esto? -Pregunté. El rubio me miró. Con arrepentimiento.
-No deberíamos estar aquí. Ellos están cerca. Tienen a John. Vámonos.
-¿Así que piensas que dejaré aquí a la mujer que me crió durante 17 años? Estás equivocado.
-¿Así que piensas que fueron 17 años, eh?
-¿Qué?
-Eso pensé.
El rubio cada vez que habría la boca me dejaba con más dudas. Me dejaba con preguntas que al parecer, nadie quería responder. O no podían.
Por alguna razón el ver a la mujer que llamé madre durante 17 años no causó nada en mí. Simplemente la ví como si fuera alguien más. Mis sentimientos no se abrieron ni si quiera con esa mujer. Y sabía que algo andaba mal. Porque, sabía que había personas que estaban buscándome. Así que esa parece la razón por la cual esta mujer está muerta.
-¿A quién te refieres con ellos? -Pregunté. Después de un rato.
-Los que te quieren muerta. ¿Quién más podría ser?
-¿Porqué me quieren muerta, Jack? -Mis palabras eran frías y directas.
-¿Haz notado algún cambio raro en tu cuerpo? ¿Haz tenido pesadillas raras?
-¿A qué se viene eso, Jack?
Y sí. Últimamente aparecía yo, en mis sueños. Convirtiéndome en un animal híbrido. Y cuando, estaba despierta, algunas manchitas que, obviamente, no eran lunares o manchas de sol, si no, unas manchas que jamás había visto aparecían por todo mi cuerpo. Sabía que no era normal, pero no me preocupaba por que se quitaban con el tiempo.
-Solo contéstame.
-Sí.
-¿Qué sueñas?
-Amí. Convirtiéndome en un animal híbrido.
-¿Qué hay de los cambios?
-Algunas manchitas raras que se quitan con el tiempo.
-Tenemos que ir a tu casa. Ahí encontrarás respuestas.