El grito era escritor

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Palabras, actos sin juicio.
Entre dagas y cortes
la sangre en el piso.

La discordia del mal llevar
y el bien traer
hicieron un mural sobre el concreto.
¡Que monótono sentimiento!,
si lo comparo con lo bello del pintar,
si lo comparo con los exuberantes colores de la adolescencia,
si lo comparo con las obras de Munch.

Mi error fue comparar,
frenarme, parar.
Admirar debí.
Darle el valor que se merece mi arte
sin importar lo monótono y vago que luzca.
Aunque se, y sabemos el dolor que causó.

Siempre fui de equivocarme,
de exacerbar mi torpeza e incredulidad.
¡Es difícil no hacerlo!

No me valore, no le di valor al color.
Cuando lo hice,
se me criticó otra vez.
Por su origen,
porque si seguía manchando mi vida de esa forma
dejaría de crear,
de sentir,
de levantarme a la mañana
para casi morir.
Dejaría de escribir.

Cordis y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora