¡Nada nunca va bien!

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¡Hola mis bonitos lectores! Que no se pierda mi sagrada costumbre de actualizar en la madrugada, pero la vida de estudiante que trabaja es precaria y triste.

Muchas gracias por todo el apoyo y el cariño que le han dado a este pequeño fic, espero que sea de su agrado el capítulo de hoy.

¡Mil gracias!

—¡Te quedaras ahí hasta que seas normal!

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—¡Te quedaras ahí hasta que seas normal!

A Aslan le tomó tiempo procesar las palabras de su padre, lágrimas aún escurrían desde sus mejillas hacia su mentón, la cara le dolía por los golpes, su chaqueta favorita se había roto cuando él se trató de defender. La saña que Jim le regaló antes de cerrar la puerta del granero fue algo que no pudo entender pero le dolió. Los ojitos se le llenaron de pena cuando lo abandonó ahí adentro. ¿Por qué su papá no lo quería? Él se esforzaba en ser un niño bueno, Jennifer alababa lo útil que era en las tareas domésticas, Griffin presumía sus notas por todo el pueblo, Eiji siempre lo recibía con una sonrisa en su casa.

¿Por qué él lo trataba tan mal? Los demás papás no le pegaban a sus hijos, sus amigos no tenían que ocultar sus moretones con ropa grande, sus casas no estaban llenas de gritos.

¿Por qué él lo miraba con tanto asco? Él apoyó su rostro contra sus rodillas, aunque llevaba más de dos horas llorando la tristeza no parecía tener final. Odiaba que Griffin saliese de Cape Cod, cada vez que eso pasaba él terminaba encerrado en ese granero.

Porque él no era normal.

Él era un maricón.

—¡Aslan! —La violencia con la que el nombrado tiritó quebró el corazón de Shorter Wong, no era un secreto para la clase lo violento que era el padre de su mejor amigo—. ¿Estás bien? —Cada vez que lo encerraba él iba a rescatarlo.

—No me pegó tan fuerte como antes. —Sin embargo, él estaba cubierto de púrpura—. Soy un hombre, no soy débil. —Un hipeo escapó entre sus palabras, él se limpió con fuerza la cara, no obstante, la pena no dejó de escurrir de sus ojitos. Porque le dolía.

—¡Esa niña es una estúpida! —Él quería que su papá lo amara—. Además es fea. —La frustración con la que el moreno chasqueó la lengua lo hizo sonreír.

¿Por qué habían llegado a esto?

Una compañera quiso robarle un beso al pequeño Aslan, sin embargo, él la evadió diciendo que ya tenía a su persona especial. La chica armó un berrinche que terminó convocando a ambos apoderados a dirección. Para Jim Callenreese fue impensable que su hijo rechazase a una mujer por un hombre. A él le enfermaba la presencia del psicólogo, el maldito había corrompido al rubio para convertirlo en un maricón igual a él, que abominación más inmunda. Era repugnante, él no permitiría semejante perversión bajo su techo, él no sería el hazmerreír del pueblo. Si tenía que reformarlo a golpes, a tortura y a insultos, lo haría. Cuando fuese un hombre él se lo agradecería.

Dear future husband.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora