Las cosas nunca irán mejor de esta manera.

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¡Hola mis bonitos lectores! Actualizando a una hora decente para variar.

Muchas gracias a las personas que se toman el tiempo para leer.

¡Espero que les guste!

—¡Ash, despierta! ¡Ya es hora! —Un golpe contra su espalda lo hizo reaccionar—

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—¡Ash, despierta! ¡Ya es hora! —Un golpe contra su espalda lo hizo reaccionar—. ¡He dicho que despiertes! —Aunque Aslan Jade Callenreese odiaba las mañanas él amaba que su adorable futuro esposo lo despertase con semejante ternura—. ¡Ya es más de medio día!

—Es fin de semana, déjame descansar un poco más. —Que el moreno empezase a tirar de las sábanas incitó una risa. Era encantador verlo tan irritado por su culpa.

—¿Por qué Griffin siempre me manda a mí a despertarte? No me pagan lo suficiente para enfrentarme a tu malhumor. —En un descuido el más joven aprovechó para tomarlo entre sus brazos y meterlo bajo las frazadas—. ¡Ash! —Lo abrupto de la cercanía fue una tensión exquisita.

—Déjame descansar un poco más. —Utilizando el pecho del japonés como almohada él se recostó.

—Griffin se va a preocupar sino bajas a comer. —El bostezo del más alto gatilló un suspiro. Aunque el pequeño Aslan se había vuelto mucho más alto y fuerte que él, aún conservaba esos toques de inocencia, la belleza del amanecer era exuberante.

—Finjamos que no estamos en casa. —La ferocidad con la que el corazón de Eiji palpitó dibujó una sonrisa entre sus labios—. Eres cómodo, onii-chan. —Bajo el calor de las frazadas él se separó para poderlo contemplar—. No has cambiado en nada con los años. —La suavidad con la que repasó sus facciones le electrizó el alma.

—Claro que sí, me veo mucho más viejo. —No era verdad, lo único que había cambiado en el psicólogo era que ahora usaba anteojos mientras realizaba consultas y leía, sin embargo, la ingenuidad seguía impregnada en tan hermoso rostro.

—Pareces un escolar todavía. —Sus yemas acariciaron los mofletes del japonés. Aunque Eiji Okumura era una belleza surreal lo más hipnótico de semejante delirio eran sus ojos—. ¿Y? ¿No me alabaras tú también? —Esas obsidianas eran la envidia de las estrellas y la puerta hacia un infierno de tentación.

—¿Quieres que te mime? —La sonrisa coqueta que le regaló le erizó la piel, Ash se aferró a él con fuerza.

—Eso es lo que quiero. —La ferocidad con la que fulguraron esos jades le quitó el aliento, las mejillas se le pintaron de un estridente carmín, la respiración se le agitó, que él se hubiese vuelto tan galante era un problema—. ¿Me he vuelto guapo? Nuestros hijos serían adorables.

—Eres un hombre guapo. —A pesar de habérselo pedido la vergüenza lo hizo bajar el mentón, ser elogiado por el moreno le llenaba el pecho de éxtasis y la sangre de burbujas—. ¿Te dio pena? ¡Qué lindo! —El ceño se le tensó.

—No deberías burlarte así de mí. —Él acabó acorralando al japonés contra el colchón, sus piernas se enredaron bajo las sábanas, el ambiente chispeó bajo el fervor de tan intensa mirada.

Dear future husband.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora