Epílogo.

1.7K 286 250
                                    

—¿Estas listo? —Él asintió, sus manos se encontraban empapadas de sudor, la corbata le bloqueaba el paso del aire hacia la razón—. ¿De verdad te sientes nervioso? —Su mirada recorrió la magnanimidad del jardín, las sonrisas de sus invitados eran tan hermosas como sus atuendos. Su mejor amigo se encontraba llorando entre los brazos de Yut-Lung Lee, él rodó los ojos, hasta hoy lo fastidiaba.

—No, yo nunca estoy nervioso. —El trepidar en sus dedos hizo que Griffin riese. Aunque el lince de Nueva York era la personificación de la galantería enfundada en un traje, la ansiedad había deformado cada una de sus facciones.

—Ash, si quisiera salir corriendo él lo habría hecho hace años. —Él presionó sus párpados tratando de recordar cómo respirar, la violencia con la que latió su corazón fue mortífera, mierda, se desmayaría.

—¿Por qué no comienza todavía? —Los quejidos de Jim lo tensaron aún más—. El banquete se va a enfriar, que desperdicio.

—Tal vez se arrepintió. — Su padre y su hermano intercambiaron una mirada atónita frente a tan abrupta inseguridad—. ¿Y si me dejó por Sing?

—Aslan, Sing ya tiene dos hijas.

—Aun así... —Él se aflojó la corbata, el calor era insoportable, el brillo de las decoraciones lo había comenzado a marear.

—Hijo, se paciente. —Que su padre le dijese eso le resultó hilarante, sin embargo, apreciaba que hubiese venido. Él era parte de su vida después de todo.

—¿Qué tal si...? —Él no pudo seguir hablando cuando la música comenzó.

Él esperó ese momento toda su historia, él nació para entregarle su corazón al japonés, él suspiró, completamente embelesado. Eiji Okumura le robó el aliento a todos los presentes con tan desvergonzada belleza, la primavera danzó en sus mejillas cuando él caminó hacia el altar, sus hombros se encogieron con torpeza mientras él apretaba un ramo de girasoles.

Qué injusto era que un hombre se viese tan perfecto en un simple traje blanco. Él jamás tuvo oportunidad ¿verdad? Él lo habría esperado las vidas que fuesen necesarias para enamorarlo. Sus manos se tomaron en lo efímero de una promesa, la ternura con la que se contemplaron fue una caricia silenciosa. Él le sonrió, sí, con esa clase de expresión que solo él podía esbozar y Ash supo que su alma lo había escogido antes de que su razón lo pudiese procesar en la flor de la inocencia.

A veces la persona perfecta llegaba en el tiempo incorrecto.

Por eso él escribió su propio tiempo.

A los 23 años de edad Aslan Jade Callenreese se casó con Eiji Okumura.

Dear future husband.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora