Dame una oportunidad.

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¡Hola mis bonitos lectores! Espero que se encuentren muy bien hoy, el capítulo me dio mucha ternura escribirlo, esto no quedó como en mi mente pero me gustó el resultado, así que espero que lo disfruten.

Mil gracias por leer.

Él no comprendía lo qué estaba haciendo mal

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Él no comprendía lo qué estaba haciendo mal.

Él y Eiji Okumura llevaban dos años viviendo bajo el mismo techo, gracias a Griffin habían hablado incontables veces sobre su futuro matrimonio, incluso tenían un hijo, el compromiso era tan real como dulce, hasta habían matriculado a Buddy en una escuela de adiestramiento. ¿Entonces, por qué él sentía que no lo estaba tomando enserio? Pese a sus esfuerzos por convertirse en un caballero el japonés lo seguía contemplando con una ternura fastidiosa, él ya no era un mocoso. ¡No! ¡Él era el hombre de la casa!

¿Por qué no solo podía caer por sus encantos y ya?

Para el pequeño Aslan Jade Callenreese ganarse el corazón del psicólogo lo impulsó a convertirse en alguien genial. Con ayuda de Shorter él transformó aquella lacia cabellera dorada en una rebelde mata de fijador, con sus otros amigos él formó su propia pandilla en la escuela, incluso eligió un apodo increíble para hacerse renombre. Ash Lynx, sí, ese era un nombre que gritaba «futuro esposo de Eiji Okumura»

¿Qué problema había en todo esto? La pandilla de Frederick Arthur. Mientras sus amigos se encargaban de proteger el patio en los recesos, esos delincuentes esparcían el terror robando almuerzos o abusando del más débil. El pequeño Aslan no pudo tolerar aquello, por eso lo confrontó, además el estúpido de Arthur se mofó de él al llamarlo maricón, lo que no le importaba, no obstante, esta vez se burló del japonés, eso gatilló una furia que él no sabía que contenía.

—¿No me dirás nada? —Estar sentado junto al moreno en el pórtico de la cabaña era una imagen que arremetía contra su corazón, aún enfadado él lucía bonito.

—Él empezó. —Luego de golpear a Arthur hasta hacerlo llorar el director citó a Griffin a una reunión—. Yo no tuve la culpa. —Blanca era un maldito traidor.

—Ese no es el punto Aslan.

—Ash. —La ferocidad con la que lo interrumpió lo hizo parpadear—. Mi nombre ahora es Ash Lynx. —El japonés rodó los ojos. ¿Qué había pasado con la ternura de su amanecer? El chico que tenía frente a él no se parecía en nada.

—Solucionar los problemas con violencia no es la manera correcta. —La brutalidad con la que el rubio se mordió el labio y se apretó las rodillas lo paralizó. Aunque él era en verdad hermoso, siempre llevaba una expresión severa, casi como un cachorro de león.

—¿No? Jim estaría orgulloso si lo supiera. —Mencionar a su padre era amargo, a él le tomó años comprender su situación—. El viejo se lo gritaría a todo Cape Cod para que supieran que su hijo no es un maricón, sino un hombre. —Jim Callenreese no lo amaba—. Griffin debería contárselo para que lo pueda presumir. —Y nada de lo que el pequeño Aslan hiciese sería suficiente para él.

Dear future husband.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora