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LÍMITE DE LA CIUDAD DE MOSCÚ, RUSIA. [MANSIÓN DE LA FAMILIA IVANOV].
Anastasia Sofía Ivanova era una chica para nada normal. A sus cortos diecisiete años había hecho cosas horribles; asesinatos a sangre fría, robos y atentados contra la humanidad de todo tipo. No se sentía orgullosa de todos sus actos, pero sabía que no tenía de otra. Después de todo para eso fue entrenada desde que pudo caminar por si sola.

Sus días se basaban en caminar por la mansión y entrenar sus poderes para ser la mejor arma de destrucción según su "padre".
Hoy era diferente; su entrenamiento que solía durar horas acabó mucho antes, dio su recorrido diario hasta el salón de fiestas que los empleados decoraban para la celebración de hoy.

Una chica de cabello rubio y de baja estatura se acercó a ella con temor en su mirada.
-Простите, мисс, ваш отец ждет вас в своем офисе (disculpe señorita, su padre la está esperando en su oficina)- Anastasia asintió con tranquilidad, sintiendo un nudo en su garganta.
Se dirigió hacía la oficina de su "padre" con el pesar invadiendola, no quería más misiones, ya no quería pelear por los ideales de nadie.

Tocó tres veces esperando una respuesta que no tardó en llegar.
-сотрудник сказал мне, что я ей нужен (una empleada dijo que me necesitaba)-Anastasia entró bajo la mirada intensa de Erik Ivanov, él asintió hacía la adolescente.

-Hoy tendremos invitados especiales pequeña, quiero que estés atenta- Anastasia frunció el ceño molesta.
-No me veas así, es de vital importancia que cerremos el trato con Raytheon. Tu eres nuestra mayor arma Anastasia y quiero que si alguna cosa se sale de nuestras manos tu nos protejas- Erik rodeó el escritorio hasta ponerse frente a la chica que alzó la mirada para verlo- Recuerda que yo soy tu familia, yo te cree y yo puedo exterminarte si me desobedeces. ¿Está claro?- Preguntó acariciando la mejilla de Anastasia, igual que siempre el tono del hombre estaba lleno de veneno.

-Estar atenta y atacar si algo se sale de control-La oji-azul habló cortante mientras se apartaba del toque de Erik como si este quemara.

-Así me gusta pequeña-Ivanov encendió un cigarrillo mientras volvía a su silla.
-Ve a arreglarte, deje una sorpresa para ti en tu habitación- Anastasia se fue sin decir nada más, sólo le quedaban 2 horas para poder arreglarse tranquilamente.
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Al llegar a su habitación, su tina estaba llena de agua caliente y espuma. La chica se despojó su ropa lentamente y entró soltando un pequeño suspiro de placer al sentir sus músculos relajados.

Anastasia esperaba una noche tranquila donde no tuviera que terminar con la vida de nadie. Si bien sus víctimas no eran unos santos ella no era muy diferente, no le importaría si tuviera que matar a algunos para salvar a los indefensos. Pero sabía que Erik sólo pensaba en él y no le importaba lastimar a los inocentes en contar de tener el poder absoluto.
Terminó su baño y se puso su bata para salir a su habitación a arreglarse.

Sonrió al verse en el espejo, su vestido era negro con un delicado escote y ajustado en la cintura para caer suavemente hasta sus pies, calzaba unos puntiagudos zapatos negros, llevaba su cabello en suaves ondas y lo que más destacaba era la hermosa gargantilla de diamantes en su cuello.
Se sentía hermosa, pero a la vez asquerosa con sus pensamientos, sentía que jamás podría ser completamente feliz con su persona.

La puerta se abrió de pronto causando que diera un pequeño saltito en su lugar, se giró hacía Erik que traía una caja negra en sus manos.
-Olvide decirte que era un baile de máscaras- Abrió la caja para mostrarle un delicado antifaz con detalles negros y plateado.
-Siempre olvidas decirme todo-Murmuró Anastasia tomando el antifaz con cuidado, se veía tan delicado que le daba miedo romperlo.

-Los invitados están llegando, recuerda tu misión Skywitch- Erik salió de la habitación dándole una última mirada a la joven que lo ignoró para colocarse su antifaz con ayuda de una de las empleada.

Erik confiaba en que Anastasia estaba de su lado en cada momento. Así como HYDRA tenía a sus títeres, él tenía a su muñeca.

 Así como HYDRA tenía a sus títeres, él tenía a su muñeca

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SKYWITCH- Steve Rogers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora