Cayó controlando su respiración al igual que ella y Eunae cubrió su desnudo cuerpo todo lo que podía luego de que terminarán.
――¿Por qué aceptas?
――¿Tengo otra opción? Me meterán una bala en la cabeza si no-
――No habló de jugar. ――Se recargo sobre sus codos y le observó.―― ¿Por qué aceptas tener...?
Se encogió sobre sus hombros.
――Debe haber una razón. Si lo haces porque te sientes obligada me sentiría un asco de persona. ――Ella le miro de reojo. ――Me sentiría aún más un asco de persona, ¿Contenta?
Eunae puso su visita en sus pies, tampoco sabía la razón por la que cedía ante él.
Tan pronto sus labios hicieron presión sobre los suyos aquella llamarada dentro de ella se encendió y a él le encantaba sentir su cuerpo abriéndose paso al suyo.
Eunae sabía bien que no era miedo, porque sorprendentemente, miedo era lo último que sentía cada que se encontraba con él.
Lo contrario al Payaso que con tan solo hacer contacto visual ya la tenía llorando.
――Me siento... Bien.―― Confesó.
Buscaba su cajetilla de cigarrillos.
――Me siento un poco menos inquieta cuando estás cerca. ――Continuó hablando, siendo cuidadosa con lo que decía y a su vez, tratando de descifrar lo que sentía.
Abrazo su cuerpo desnudo.
No mentía, tenía cierta reacción diferente con él.
――Es como si.. encontrará cierto alivio, no lo sé. Es estúpido. ――Ocultaba un poco sus emociones, sonaba hasta algo retorcido lo que salía de su boca y lo que pasaba por su mente.
――Es como si supiera que tú no me harás daño.
Le fue extraño escuchar palabras tan dulces después de tanto, dejó de buscar y se acomodo bien en la cama.
――Me gustan tus ojos. ――Acarició la mejilla de Eunae y limpio una lágrima que bajaba con lentitud.
Estaba asustada por todo y jamás experimento esa debilidad. Asustada de lo que podía pasar mañana, de lo que pudiese pasar hoy, de que un hombre con una arma entrenado para matar la hiciera sentir tan bien.
――¿Y tú? ¿Por qué vienes a mi? ¿Por qué yo? La persona a la que te recuerdo, debió ser muy importante y no creo que sea el motivo principal por el que estás aquí.
――Es un secreto. Si te digo la razón.. Ya no sería especial. ――Sonrió y ella apretó sus labios.
――¿Por qué no duermes?
――No logró dormir. No dejó de pensar en todo lo que ocurre en el transcurso del día. En mis amigos, en mi hermano. Todo da vueltas en mi cabeza en cuando cierro los ojos.
――Pienso en que nunca saldré de aquí. Y que la única manera de salir es con mi cuerpo lleno de balas y que mi hermano ni siquiera lo sabrá.
El Lobo vio a la chica soltar más lágrimas.―― En la inquietud que tendrá cuando se de cuenta de que no volveré, lo mucho que se culpara, que nadie más le ayudará a buscarme. No me gusta pensar en él sufriendo, porque siempre ha cuidado de mi y sé que en cuanto se de cuenta que algo malo pasa, no dejara de decir que fue su culpa. Cuando no la es.
――Es mía por ir a al estúpido club esa noche si tan solo hubiese seguido con mis planes pero...
――Culpándote a ti tampoco lograrás mucho.
――Confíe en Leanne y sigue usando el maldito pretexto de que quería ayudarme, tener que poner mi vida en juego por dinero no es ayudarme.
――Tus amigos no parecen darle tantas vueltas al asunto como tú. Puede que hasta ya se hayan acostumbrado.
