IV

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Al día siguiente a eso de las 11, la rubia estaba intentando levantar al pelinegro de la cama sin mucho éxito, ya el celo de este había pasado un poco; Tomura era irregular en su ciclo con lo que su celo podría ser 2 o hasta 4 dependiendo. El mayor se quejaba mientras que Toga trataba de sacarlo hasta que pudo dejándolo encima de la alfombra del lado izquierdo de la cama. —¡Tomura es hora de levantarse, ve a darte un baño y a cepillarte los dientes!— El contrario gruñó aún acostado en el suelo. —¿Podrías dejarme dormir? ¿O morirme por lo menos?— Dijo algo incomprensible.

—No, no te vas a morir hasta que yo lo diga y tú te callas— Le tomó de una pierna arrastrándolo hasta el baño. —¡Ve a bañarte!— Le encerró en el baño, a regañadientes el chico tuvo que hacerlo; algunas veces la rubia parecía una mamá gruñona. Rato después este salió de la ducha y se dispuso a ponerse una camiseta blanca, un cárdigan color crema y unos pantalones negros junto con unas zapatillas negras con blanco. Terminó por secarse el pelo y desenredarlo un poco, tenía que volver a teñirse las raíces ya que el tinte se estaba desvaneciendo.

Ya para el medio día estaban listos, la señora Todoroki los había invitado a comer, luego de salir ambos del apartamento la rubia cerró con llave; el contrario se estaba frotando contra la puerta queriendo entrar. —Ya me arrepiento, no quiero ir..— La rubia le tomó de la mano apretándola un poco.

—Si no quieres que haya violencia con mi pantufla, ven tranquilo cómo el niño bueno que eres ¿Si?— El pelinegro la miró. —¿Y si no lo hago qué?— Toga entrecerró los ojos.

Ya en el ascensor el chico se quejaba sobándose la cabeza. —¡No tenías que ser tan agresiva!— Esta sonrió. —Dije que habría violencia por parte de mi pantufla, no me escuchaste y actúe, te dije que fueras un niño bueno— Se rió por lo bajo, ya en el piso de abajo ambos se dirigieron hasta el apartamento de la señora Todoroki, la rubia tocó la puerta unas tres veces y ambos esperaron.

Dentro del apartamento se pudo escuchar la voz de la abuela diciendo que abrirían la puerta, segundos después del otro lado se encontraba el peliblanco; la rubia le saludó de manera amable. En cuanto a Tomura este solo desvió la mirada murmurando un "Hola" bajito, ambos se quitaron los zapatos quedando en medias mientras que caminaban por la casa. La pelirroja estaba colocando los platos en la mesa, al ver al pelinegro quedó predanda. —¿Este es tu amigo? ¡Pero si es todo un jovencito guapo!— Esta hizo que el contrario se agachara hasta su altura para apretarle las mejillas. —A-Ah.. eso duele— Se quejó un poco, cuando la señora le soltó sobó sus mejillas ligeramente que estaban algo rojas, eso le pareció algo tierno a Dabi quien lo miraba desde lejos.

El peliblanco mantenía su mirada fija en Tomura, le miró de arriba a abajo, en efecto ese era el aroma que llegaba desde la ventilación hasta su cuarto. —¡Se me olvidaba presentarte a mi nieto!— Exclamó la abuela con una sonrisa. —Él es mi niño, Touya— Dijo señalando a Dabi, este sonrió algo nervioso quitando su mirada del omega. —Aunque puedes llamarme Dabi, es más cómodo.. ¿Eres Tomura, no? Toga te anduvo mencionando ayer un poco— La rubia sonrió al recibir una mirada asesina del pelinegro. —No me mires así, la abuela me preguntó por tu nombre— Se defendió. —¡Y Dabi estaba ahí! No tengo la culpa— Rato después los cuatro se sentaron a comer.

—¿Cuántos años tienes, cariño?— Preguntó la de cabellos rojos sirviéndole algo de jugo de naranja. —20 ¿Por?— La señora negó. —Sólo quería confirmar, me suponía que eras un poco mayor que mi niñita Toga— La rubia hizo un puchero. —¡No soy tan pequeña!— Se quejó. —Casi tengo tu estatura engendro, el pequeño aquí serías tú si te pones al lado de Dabi— Tomura miró al de ojos turquesa, se podía ver qué era un poco más alto que él a lo cual este se dió cuenta y apartó la mirada.

—Eso es jugar sucio— Dijo, la rubia rió. Poco después Toga se había ofrecido a lavar los platos con Dabi mientras que la abuela se lo había llevado en contra de su voluntad para darle algunos postres que ella misma había hecho. —¿No le vas a pedir el número?— Preguntó la rubia en tono divertido. —¿E-eh? ¿Qué, de qué hablas?— Ella se rió ante la actitud repentina y nerviosa del peliblanco. —No me hagas reír más, se vé que te atrae aunque sea un poquito. Ve pídele el número, aunque si te dice que no o se va corriendo si te le acercas, como sea te lo daré— Alzó un tanto los hombros. —¿Por qué se iría corriendo? ¿Doy miedo?— Preguntó curioso colocando los vasos boca abajo para que se escurran.

Fuego Fatuo • DabiShiga ♡ (🔞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora