CUENTO EROTICO

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Leyó la noticia en la página web del periódico El Heraldo. Su corazón se aceleró y su rostro adquirió una palidez mortal... se asustó, pero luego, lentamente, una sonrisa iluminó su semblante. Tomó el teléfono y marcó a su secretaria. - "Virgy, consígueme enseguida un pasaje para Barranquilla... ¡ojalá para esta misma tarde!"-.

Cinco horas después tomó el avión con dos maletas grandes, el equipaje de un hombre que regresa al hogar. El camino fue largo y dispendioso. Primero cruzar el Océano Pacífico hasta San Francisco, luego el gran aeropuerto internacional de Atlanta y después, la última escala, en Panamá. Allí hubo demoras por mal tiempo y solo alcanzó a llegar al nuevo aeropuerto internacional, entre Barranquilla y Cartagena, a las tres de la tarde del día siguiente.

El calor ya estaba bajando cuando tomó un taxi y sin más preámbulos le soltó aceleradamente la dirección de la casa de los padres de Sofía. El taxista intentó generar una conversación acerca del último partido que había perdido el Junior, pero él no le siguió el hilo, ensimismado en sus sentimientos de nostalgia, alegría, temor y ansiedad.

El taxi paró en la acera de enfrente. A través de la ventana vio el balcón del segundo piso. Ese largo balcón donde había tenido con ella muchas agradables conversaciones hace veinte años... y su mente dio un gran salto al pasado, mientras se bajaba del taxi.

– o – o – o –

El carro recorría la carretera hacia Santa Marta mostrándoles un paisaje divino, bajo un sol precioso. A la izquierda el mar y a la derecha los manglares. Miraban a lado y lado del camino mientras conversaban. Hablaban de todo y sonreían. Sofía reía más que él. La atmosfera de cordialidad y entendimiento era evidente. La mañana del domingo prometía ser excelente.

Conducía con su mano izquierda mientras su derecha jugaba con las manos de ella. La miraba y se sentía feliz mientras manejaba. Su risa lo volvía loco. Sofía despertaba en él muchísimas emociones agradables e intensas. Ella gozaba mucho el sentirse amada, protegida y admirada. A Sofía le excitaban sus palabras, los rasgos distinguidos de su rostro, el olor de su piel y la calidez de sus manos.

A mitad del recorrido ella le puso las manos sobre el muslo y comenzó a coquetearle con frases de doble sentido. Sentía que se le cortaba la respiración cuando Sofía lo tocaba por ahí. La miro a los ojos y ella le devolvió la mirada con malicia.

- "Quítate el panty" pidió.

- "¿Para qué? respondió Sofía.

Él se quedó en silencio. Ella lo miró a los ojos y luego levantó lentamente su falda blanca dejando al descubierto sus hermosas piernas y un diminuto panty, también blanco. Lentamente, con mucha picardía, se quitó el panty, tapando a medias sus intimidades recién afeitadas, mientras él sentía un estremecimiento en su cuerpo, cada vez más caliente.

Le invadió su olor a hembra.

Sofía gozó intensamente la reacción de él ante su desnudez.

El carro seguía su camino mientras llevaba lentamente su mano derecha a donde ella esperaba, acariciando de paso sus piernas. Sentía que ese juego de tocarla y manejar en la carretera le encantaba.

Los suspiros de ella le impulsaban a seguir acariciándola cada vez más íntimamente. Su olor se hiso más intenso. La atmosfera se cargó de erotismo. De pronto, a lo lejos, sobre la carretera divisaron estacionada una camioneta de la policía vial. Retiro su mano y comenzó a disminuir la velocidad del carro. Sofía se bajo la falda y se acomodó nerviosa en su silla.

Pasaron lentamente al lado de los policías y los saludaron. Los agentes miraron distraídamente y les hicieron señas de seguir. La tensión bajo mientras ambos se reían del susto que habían pasado.

CUENTOS EROTICOS Y UN POCO MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora