EL ELEVADOR

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Llegué a tiempo a mi junta en el edificio del elevador transparente. Siempre que llego me sorprendo, siempre que llego me alegro de subir al elevador, el edificio es alto, muy alto, imagínense 125 pisos, y yo tengo que tomar el elevador privado que va hasta arriba sin escalas, pero como el dueño le gusta admirar el paisaje mientras sube, pidió desde la construcción que su elevador fuera lento. Él es así.... toma la vida con calma.

El elevador es de cristal, con un piso de mármol hermoso; las puertas, al cerrarse, se convierten en un gran espejo que te permite ver el paisaje si te da miedo acercarte a los vidrios; el techo tiene una pintura que cada vez que la veo creo que mi amigo pensó en hacerse su Capilla Sixtina, cuidó cada detalle como para invitar a la gente a disfrutar el paseo sin prisa, para que encontraren cada vez algo nuevo, y hacer del elevador una experiencia de relax. Como si fuera su regalo para todos: un momento de paz en un día lleno de estrés.

Como siempre me registré y la secretaria me saludó cordialmente; caminé hacia el elevador con el paso un poco más rápido, porque, estaba emocionado, como un niño que está a punto de subir a su juego favorito. Pero éste no iba a ser un viaje como los demás...

Subí al elevador, me acerqué a las ventanas, apreté el único botón y me dispuse a disfrutar el viaje. Justo cuando las puertas se cerraban, una mano las detuvo; los dedos eran delgados, las uñas perfectamente arregladas. Lo siguiente que vi fue un brazo desnudo hasta el hombro: la piel era tersa, perfecta. Una blusa roja con un escote pronunciado, del cual asomaban los senos, acompañaba una falda negra corta que dejaba ver los muslos. Era obvio que no llevaba nada más, su falda describía perfectamente su silueta. En ese momento, que me pareció eterno, me di cuenta que no había volteado a ver su cara.....

Levanté la mirada y sonrió; estoy seguro que sonreía por lo expresivo que fui al observarla, su pelo suelto rozó mi cara y su aroma era simplemente hipnotizante.

En ese momento, me di cuenta que yo seguía tratando de evitar que la puerta se cerrara; instintivamente, levanté el brazo: de alguna manera, nuestras manos quedaron entrelazadas y nos miramos fijamente a los ojos.

Al entrar, su cuerpo rozó el mío. Las puertas del elevador se cerraron.Se pegó a mí y mis emociones fueron imposibles de esconder. Volvió a sonreír como diciéndome que no me preocupara.

Nuestros labios se fundieron en un beso esperado por años. Ella se separó suavemente, volteó hacia los vidrios, sus brazos buscaron mi cintura, y sus manos me acercaron a ella. Me tomó las manos y las colocó en sus muslos; sin soltarme, las deslizó hacia arriba. Finalmente me soltó, se subió la falda mientras yo la acariciaba, sentí como sus manos se movían, no me di cuenta cómo pero mi ropa había caído a mis pies, y sentí su mano jugando y sintiendo como mi excitación crecía. Yo podía sentir su calor y su humedad, ambos jadeábamos, ambos temblábamos de excitación.

Ella se toma del barandal y se agacha levemente, yo me acerco y nuestros cuerpos se unen; empezamos a movernos lentamente. Por cada metro que subimos, aumenta el ritmo; sabemos que estamos cerca de llegar pero no tenemos prisa, ella se mueve más rápido y me aprieta más hacia ella; me excita al límite y, justo 3 pisos antes de llegar, tenemos un orgasmo juntos. No quería separarme pero ella, con un movimiento sutil, endereza la espalda al mismo tiempo que se baja la falda. En este momento, reacciono: me subo los pantalones y me acomodo la camisa....

Quería decir algo pero las palabras no salían de mi boca. Las puertas se abrieron, salió caminando despacio, dio vuelta a la izquierda. Quería seguirla, pero mis pies parecian anclados al piso. Me quedé inmóvil, no sabía su nombre, las puertas del elevador se cerraron y volví a la planta baja sin darme cuenta, sin ver el paisaje ni la pintura del techo: sólo podía verme en el espejo, su aroma envolviéndome, mi mente perdida, evocando su imagen.

Ahora, cada vez que subo al elevador de mi amigo, revivo el encuentro y me pierdo, repitiendo aquel día, cuando el elevador de mi amigo me llevó en un sueño del cual aún no despierto....

CUENTOS EROTICOS Y UN POCO MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora