Ella nunca me amó,
quizá lo intenté,
porque,
en algún momento,
pensé que sí lo haría,
como la esperanza
de no ahogarse
mientras lo estás haciendo
sin que puedas hacer nada
para accionar lo contrario.Ella nunca me amó,
y quizá,
eso fuese lo mejor,
lo peor,
qué más da,
diría ella mientras
le enseñaba qué feliz
era con su presencia.Ella nunca me amó,
y sí,
joder,
yo sí la amé
hasta la última gota,
hasta el último
centímetro de su piel,
hasta las últimas consecuencias,
hasta las últimas dudas existenciales de mi ser,
hasta la última
amargura de mi alma.Ella nunca me amó,
y yo,
cual imbécil
construyendo alas
en un ave
artificial,
irreal,
temporal,
insustancial.Ella nunca me amó,
y tal vez,
ésa sea la razón por la cual
me he hecho más fuerte,
fuerza que irradia luz,
luz que mastica esperanza,
esperanza que
masgulla eternidad.Ella nunca me amó,
y como las cenizas escupidas
por el fuego,
fuego que emana energía,
energía que destila resurrección;
resurgí.Ella nunca me amó,
y sí,
quizá,
lo sabía,
pero quién sabe.
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Diciembre: Tormento
PuisiY regresamos al comienzo del todo, al principio del final, a la gota que colmó el vaso, al último tren del camino, a la llamada en espera, al eco del piano que suena en una habitación vacía, vacío como la compasión del verdugo, verdugo qu...