4. Algo nuevo abordará mi vida

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Jezz 

¡Qué bordería de chico con el que me acabo de cruzar! ¿Qué les darán de comer a los hombres para que sean tan idiotas? No entiendo la manera en la que tienen de dirigirse hacia el sexo opuesto, siempre con bromitas que solo saben reírselas ellos mismos. Bromitas sin gracia, a las que no les encuentro el fuste. Parece que intentan ligar todo el tiempo y sueltan toda la artillería que tienen de una: trastos, tejos, cañas, fichas... Te acechan con todo lo que tienen a mano, sin pasarlo por el filtro de la razón para darle una coherencia a sus actos y dichos. Encima, ha sido todo un engreído en cuanto a su perro respecta. ¿Tan difícil es de entender que no quiero que cualquier perro se calce a Kayra por menos de nada? Es una hembra y, sólo por eso, no significa que esté bajo el mandato machista de cualquier perro. Sé que el mecanismo de los animales es mucho más sencillo, se guían por el instinto, por eso, si les pica, se rascan. Pero, aún así, yo tengo que velar por el bien de Kayra y sé que si la dejo aparearse con cualquier perro durante nuestra salida matutina, Lya me matará. Me ha confiado a su perra y lo que menos querrá es que la traiga de vuelta con un bombo.

Hoy tengo el día libre, de descanso. Mi jefa, que es la directora de la revista Surface de Nueva York, ayer decidió que lo mejor era que descansara un día, dadas mis circunstancias. Resulta que llegué con mal semblante al trabajo y eso hizo que se preocupara por mí y preguntara por mi fin de semana. A lo que yo, en vez de morderme la lengua y envenenarme cual serpiente, le respondí, al principio, reticente, pero a medida que iba ahondando en el tema de James, me fui encendiendo y mis ganas de desahogarme se agolparon en mi garganta, haciendo que lo vomitara todo. Terminé llorando y mi jefa concluyó, mirándome con empatía, mandándome a casa. Ha preferido hacerlo así, puesto que se avecinan unos días de mucho trabajo. Este viernes tenemos una fiesta de la revista InStyle. Realmente, invitaron sólo a mi jefa, pero ella quiere llevarme como acompañante y apoyo moral. Según ella, si nos invitan es porque quieren presumir y darnos en los morros con el éxito que tienen, ya que siempre van un paso por delante. Pero, también, para dejar patente que no hay rivalidad ninguna de cara a la galería, aunque entre revistas sabemos que hay competencia. Pero mi jefa no piensa desaprovechar la oportunidad de abordar a su diseñador gráfico, el que les hizo la app para el móvil y la página web. Necesitamos actualizarnos y, para ella, el señor Hunt es el mejor del gremio. No es que no tengamos página web, que la tenemos, pero está un poco anticuada, ya se ha quedado bastante obsoleta a los ojos de los más jóvenes. A mis ojos, por ejemplo, que tengo 22 años. Y, la verdad, es que necesita un buen lavado de cara y un maquillaje de infarto. Por eso, también, queremos hacer una aplicación para el móvil, modernizarnos y que sea mucho más sencillo tenernos a mano. De esta manera, nos posicionaríamos al lado de InStyle, sin tener que mirarlos a la cara desde abajo, sino desde su misma altura y añadiendo desdén.

Así que, por todo esto, estoy alrededor de Central Park dando un paseo con Kayra, inmersa en mis pensamientos, los cuales no paran de centrarse en el fin de semana. Van de mi madre a James y viceversa. Necesito desviar mi mente del tema y no sé qué hacer. Aunque, este momento inaudito que acabo de vivir con el moreno y su perro, ha eclipsado el tema de James. Así que, de mala gana, gracias, moreno. Pero, igual que un oasis en el medio del desierto, este espejismo se desvanece. Y a mi alrededor sólo sigue habiendo arena.

En el camino de vuelta a casa, paso por el Bow Bridge. El otoño desde aquí se ve precioso. Los árboles de hoja caduca de colores amarillos, naranjas y rojos, muchas de sus hojas vistiendo nuestros pasos, y los de hoja perenne con su verde permanente. Nunca me había parado a observar la naturaleza de la ciudad, siempre voy embotellada en mi burbuja, que no soy capaz de ver más allá. No me fijo en la belleza de la ciudad en la que vivo. No me paro a pensar en el aquí y en el ahora, en dónde estoy y cómo he llegado a aquí. Me apoyo en la barandilla del puente y observo la inmensidad que se presenta ante mí. Respiro profundo inundando mis pulmones de esperanza, razón y confianza. Todo siempre pasa por algo, si James me ha dejado es por algo. Algo nuevo abordará mi vida. Y me invaden las palabras de Lya, hacer lo que me apetece, cuando me apetece, sin reproches ni arrepentimientos; dejarme llevar y disfrutar de la vida. Ser infiel, en cierto modo, al proverbio de mi madre.

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