Saúl
Detrás de mi escritorio, en la oficina, tengo como hilo musical el sonido de mis dedos presionando las teclas del ordenador, puesto que mi cabeza no está aquí, está en la conversación que tuve con la rubia angelical y su perra. Con sus labios llenos de ingenuidad me mandó ponerle un condón a mi perro, pero eso no tiene ningún tipo de sentido, ¿verdad? Soy incapaz de concentrarme en mi trabajo, estoy perdiendo el tiempo inmerso en el ayer. Así que, cuanto antes finiquite el tema, mejor. Abro google y pongo en el buscador "condones para...", no me da tiempo terminar de rellenar el cuadro de búsqueda, cuando la palabra "perros" aparece en el autorrelleno. ¡Joder! Alguien más ha buscado esto, o sea que, en realidad, no es ninguna locura. Pulso enter y, efectivamente, ante mis ojos, en primera posición, aparece la web . Y le doy click con el ratón para leer el artículo:
Una empresa norteamericana ha decidido sacar al mercado un nuevo artículo para perros, estamos hablando de los condones para perros. La empresa, se puso a pensar que así como los seres humanos prevenimos los embarazos indeseados, podríamos hacer lo mismo con los animales, evitando recurrir a la castración de los animales y a terminar sacrificándolos cuando nacen.
Este tipo de condones para perros, aunque se encuentran todavía en una fase de experimentación, podrían ser adquiridos en diferentes tamaños: pequeño, mediano y grande. Cada uno de ellos tendrá un lubricante especial con sabor a carne, para ayudar a aumentar el placer de cada uno de los animales y facilitar que se sientan atraídos aún utilizando este elemento.
¿Condones con sabor a carne? ¿Pero esto qué son? ¿Grageas de Harry Potter? Recuerdo que las hay de todos y cada uno de los sabores, pero también de espinacas, hígado y callos. Aunque George Weasley juraba haber encontrado una con sabor a mocos.
O sea que, el condón con sabor a carne, hará que la perra se sienta atraída por el olor, pero, si sabe a rica carne, ¿no se la querrá comer más que metérsela? Y si el perro en sus partes tiene uno de esos condones, ¿no querrá chuparse la polla más que metérsela a una perra? Se me está cortocircuitando la cabeza. No lo entiendo. Me acabo de desviar del tema principal: sí que existen o, mejor dicho, existirán los condones para perros. Pero, la manera de hacerlos realidad, no me parece la correcta, así que no los compraré. Aparte, que sigo en mis trece de que no le pienso tocar el manubrio a mi perro. Es una fina y delgada línea que no pienso sobrepasar. Me sorprende que la chica rubia supiera de la existencia de los condones para perros, tenía pinta de inocente. Y, más tarde, cercioró mi suposición cuando se puso endemoniadamente roja por los efectos de mis palabras. Sólo pensar en ella y en su reacción me hace sonreír. De repente, suena mi móvil, sacándome del estado de ensimismamiento. Miro la pantalla y es mi madre. Descuelgo.
— Hola, mamá —le saludo con alegría.
— Hola, hijo —me responde ella con ternura.— ¿Cómo estás? Hace mucho tiempo que no hablamos.
— Ya, mamá. Lo siento. Es que estoy teniendo mucho trabajo y me veo absorbido por la rutina. Pero estoy bien. Como siempre —añado la coletilla asomándose un tono de pena en mi voz, porque se me viene Sarah a la cabeza y recuerdo que bien del todo no estoy.— ¿Y vosotros qué tal?
— Bien, hijo, bien. Papá está en el banco, trabajando mucho. Yo como no trabajo, pues me aburro mucho en casa. Aunque quedo con mis amigas todas las mañanas para desayunar y dos veces en semana vamos a clases de aerobic. Pero el resto de días, hasta que llega tu padre a casa, estoy sola. Me meto en la cocina y mato el tiempo haciendo de todo. Así que tengo varios tuppers que darte. —mmm... comida de mamá. Ya puedo saborearla y olerla.
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AppRoach
RomanceJezz, una tímida e inocente joven, educada bajo el proverbio de ser una buena madre, una buena esposa y una buena ama de casa; rompe con todo este emblema para permitirse ser ella misma gracias a los consejos de su amiga Lya. Saúl, un diseñador gráf...