Dos grupos de personas son secuestradas por dos entidades paranormales y obligadas a enfrentar una serie de juegos mortales, con la constante amenaza de monstruos basados en personajes de cuentos infantiles.
Los participantes deberán poner a prueba...
"Nuestro futuro, no se decide únicamente mediante nuestras acciones, sino también con las acciones de los demás, eso pensaba ya antes de esa noche. Lo confirmé cuando desperté en un infierno peor del cual intentaba escapar. Algo intervino en mi vida y me obligó a actuar de formas diferentes a las que estaba acostumbrada.
Luchar por sobrevivir o luchar para proteger a otros, nunca fue difícil decidirlo, pero mantenerlo a pesar de las adversidades, evitar los fracasos, prometerme no volver a perder, se ha convertido en mi tortura. Eso es... el motor que me permite seguir jugando."
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Las manos tibias y pequeñas rozaron las suyas. La hermana mayor, Shiori, le dijo unas cuantas veces que no se alejara, al caminar por las calles transitadas de la gran ciudad. El niño lo recordaba y obedecía abrazando el brazo de Shiori con ternura.
Las salidas al parque eran frecuentes, un paseo disfrutable para dos menores que no deseaban volver a casa. Aunque tuvieran un techo para refugiarse, una cama para dormir y una mesa para comer, no había mejor hogar que el lugar en donde estuvieran lejos de sus padres y unidos. Así se consideraban Shiori y su hermanito, los únicos miembros de la familia.
Una tarde de abril, característico por la lluvia de los pétalos de cerezo, ambos decidieron hacer un picnic con los alimentos que Shiori había reunido con su vecina anciana mediante unos recados. Llevaron la pelota favorita del niño, le gustaba patearla torpemente sin poder acertar la dirección correcta.
Shiori se sentó en el césped sobre un mantel prestado por la misma vecina y lo observó sonriente como siempre.
—¡Mírame, hermana! —exclamó aprontándose para realizar el próximo tiro. Tomó distancia y pateó con una fuerza nunca adquirida.
—¡Sorprendente! —lo felicitó aplaudiendo.
—Woooo, ha caído lejos. —Entrecerró los ojos para visualizar la ubicación de la pelota.
