• Capítulo 27 •

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"Un plan"

-¿Me puedes decir por qué estamos haciendo esto?- pregunté por cuarta vez.

-Ya te lo dije, ella es Marisa y es maquilladora profesional, es de confianza y nos ayudará para hacerle creer a René que te he golpeado- dijo Anton en un susurro mientras la chica buscaba no-sé-qué en su bolsa. 

-¿Por qué?

-Porque yo no soy capaz de golpearte y Nathaniel me mata si se entera que te he puesto una mano encima.

-Ya lo hiciste.

-Y no sabes como me torturó- reí a su comentario.

-¿René se irá de viaje?

-Si, es lo que me dijo Bruce, así que en los próximos cuatro días tal vez saldrás de aquí.

-No.

-¿Qué?

-Sé que quieren sacarme de aquí Anton, pero nuestro objetivo también es atrapar a René ¿entiendes?, pueden utilizar estos cuatro días para planear bien y... después pueden sacarme de aquí y atrapar a René.

-Dos pájaros de un solo tiro- susurró.

-Exacto.

Marisa se acercó a mi con varias botellas y comenzó a limpiarme la cara, después sacó unas cuantas sombras de ojos y maquillaje. Estuvo maquillandome al rededor de dos horas para que todo se viera muy real. 

-Listo, ¿qué te parece si te maquillamos un poco la espalda también?

-No- dije inmediatamente- mi... Mi espalda está muy lastimada.

-¿A qué te refieres con "muy lastimada"?- preguntó Anton acercandose a mi. 

-No es nada grave... solo no quiero.

-Sam- dijo con tono de advertencia. Se acercó a mi tocando mi espalda con delicadeza- ¿Me dejarías ver?

Suspiré pesadamente y asentí con mi cabeza.

-No le digas a nadie, por favor. 

Lentamente levantó mi delgada blusa, podía sentir su intensa mirada puesta en mi espalda. Las vendas se habían ido hace días, ahora solo quedaban marcas que dejarían cicatrices bastante feas.

-Dios... Sam, esto es horrible. Lo siento mucho.

-No es tu culpa Anton- me removí para quitar de su vista mi piel lastimada. 

Tenía los ojos cristalizados y las manos en un puño, sus nudillos se estaban poniendo blancos debido a la presión que estaba ejerciendo. 

Lo abrace y ninguno de los dos dijo nada más. Marisa se fue minutos después; me levanté de la silla para ir al baño y observarme en el espejo. Los moretones y heridas se veían muy reales, René definitivamente iba a creerse toda esta mierda. 

-¿Por qué hay un baño en un sótano?- preguntó Anton a mis espaldas. 

-Era la habitación de mi hermana. Casi no salía de aquí así que Gerald decidió hacer un baño en este lugar. 

-Oh, entiendo- fue lo único que dijo. 

Tocaron a la puerta para después abrirla. Ambos sabíamos que era Bruce. Decidimos usar un tipo de clave antes de que alguno de los dos entrara a la habitación para no entrar en pánico pensando que es René. 

-Wow, te ves terrible. Esa amiga tuya si que es buena con el maquillaje- dijo una vez que me vió. 

-¿Gracias?- contesté.

Mi dulce maldad  |MDV #2| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora