Habían llegado tarde al centro de San Bernardo, el último tren ya había salido y la luna ya estaba en lo más alto, debían quedarse a dormir por ahí. El grupo de guardianes y poderés caminó por las calles del pueblo hasta encontrar una posada, era pequeña y mucho más humilde de donde Eliza solía pasar la noche, pero serviría.
El gran grupo entró a la especie de recepción del hostal, este lo atendía un anciano que los miraba aturdido y confundido. Eran más de 10 chicas, una niña no mayor de 10 años y 2 chicos, ninguno parecía mayor de edad y por meras matemáticas dudaba que todas las chicas estuvieran junto a sus esposos, era probable que ni siquiera estuvieran con uno. El anciano miró alrededor, tampoco vio a ningún padre. Eran varias chicas sin ningún hombre bajo su protección en medio de la noche, 2 niñatos y una niña pequeña, todos se veían bastante desaliñados, cada vez el hombre sentía más desconfianza.
Eliza se dio cuenta de la desconfianza con la que los miraba el anciano, ellos eran raros y eso no le gustaba, ella se había topado con muchos hombres como el en su vida, y esta a harta. Rebuscó entre su bolso que por el momento llevaba a todas partes, en el había Guardado todas la joyas que llevaba puestas el día de su boda, de ahí sacó el anillo de compromiso que le había regalado Edward, su antiguo prometido. Con mucha seguridad le mostró el anillo de diamantes al anciano.
—Es un anillo de diamantes y oro blanco de diseño exclusivo, déjenos quedarnos esta noche a dormir en su hostal y es todo suyo.—afirmó Eliza con una seguridad que no sabia de donde había sacado—Eso si, sin preguntar nada.
El anciano sonrió hasta las orejas, nunca había visto algo tan brillante y costoso en su vida.
—Pasen, mi hostal es su hostal, sigan por el pasillo de la izquierda, les mostraré sus habitaciones en seguida.—tartamudeó de la impresión el hombre.
Al ver que los chicos se adelantaron, el anciano corrió como si fuera joven a su habitación matrimonial, ahí se encontraba su esposa sacando las cuentas del negocio, se bajó los anteojos que hacían ver sus ojos miniatura y observó alarmada a su marido.
—¡Julio no corras! Ay viejo, tienes que tener cuidado, no olvides tu artrosis y tu artritis, que ya no eres un jovencito.—lo regañó la mujer.
—¡Me importa un reverendo comino con patatas la artrosis, Marta!—Julio se acercó y le dio un gran beso.
—Ay viejo, me estás asustando ¿Qué te pasa?
El anciano le mostró el anillo con una gran sonrisa.
—Esto me pasa, una chiquilla acompañada de un extraño grupo me lo entregó como método de pago para quedarse en el hostal. Venia con varias jovencitas y con 2 muchachos.
—No se Julio.—la anciana lo miró preocupada—No vayan a ser bandoleros, damas de la noche o aún peor, brujas.
—Ay Marta, deja tus supersticiones, la magia no existe, y si existiera me importaría un run-run. Lo importante es que me dio este anillito y eso significa harta platita mi vieja.—suspiró Julio feliz a pesar de la mirada inquisitiva de su mujer.
Lo que no sabían es que Marta había acertado en parte, aquellos muchachos no eran brujos ni nada, pero se les acercaban bastante. Y en cuanto a magia, pues digamos que estaba más cerca de lo que parece. Julio realmente no era la excepción, la magia muchas veces esta más cerca de lo que creemos, cosas mágicas pasan constantemente a nuestro alrededor pero elegimos no ver.
Eliza estaba acostada en la cama junto a Loreto, la niña había cerrado hace poco los ojos. La mayor no podía separarse de su hermanita, no sabía si en algún momento podría hacerlo, la adrenalina seguía corriendo por su cuerpo, estaba alerta, asustada de que en algún momento se llevaran a su hermana.
—¿Puedo pasar?—preguntó Albert tocando la puerta.
—Pasa.—susurró Eliza.
El chico entró a la habitación en silencio y se sentó suavemente en el suelo al lado de la cama.
—Es tarde, deberías estar durmiendo.—le reprochó Albert.
—Tú también, pero aquí estas, en mi habitación.—susurró la chica.
—Touché.—rio el chico—La verdad es que tenía que asegurarme que todos estuvieran bien y dormidos, antes de descansar.
—Siempre preocupándote por todos ¿No?
—La verdad es que estoy asustado, aterrado para ser más preciso. Anne casi muere en la batalla y yo no pude hacer mucho para protegerla, eso me hizo darme cuenta de que muchas veces no podré proteger a los que quiero y eso asusta, mucho.—Albert se masajeó su sien—Digo, ni siquiera pude protegerte a ti frente Cristobl, solo pude huir y a penas. Últimamente me siento bastante, no lo sé ¿Inútil?
—En ese momento necesitaba que huyeras y alertaras a los demás, no necesitaba un maldito caballero de brillante armadura, necesitaba a un chico bondadoso que se preocupara más por la vida de sus amigos que de ser el héroe.—Eliza le sonrió, hace mucho no lo hacia—Necesitaba un Albert.
Albert se acercó a ella y le besó la frente.
—Intenta descansar ¿Sí?—El chico le dio una última mirada antes de salir de la habitación—Y no te preocupes por Cristobl, no creo que se acerque a ti por un tiempo.
—¿Cómo lo sabes?—preguntó Eliza sin entender.
—Hablemos de esto mañana, necesitas dormir.—dijo Albert saliendo por la puerta.
Pero Eliza no pudo dormir casi nada, a penas lo hacía tenia pesadillas y despertaba asustada. Temía despertar y que su hermana no estuviese, su futuro era incierto ¿Acaso volvería a casa? No estaba segura, podría volver a casa con sus padres, los extrañaba mucho, pero eso significaba la posibilidad de perder su libertad. Por otro lado, estaba la opción de quedarse en Custos Urbis junto a los guardianes, convertirse en una quizás. Tenia tantas cosas que pensar sobre el futuro, pero por el momento estaba todo bien, estaba junto a su hermana y lo más importante: estaba sana y salva.
¿O no?
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Nota de la autora: Hola ¿hace un chingo no publicaba capítulo?
¿Por qué? Varias razones.1. Esta historia está inspirada(levemente) en momentos no muy felices de mi vida, y no lo sé, se siente raro escribir sobre ello en un momento que me siento feliz. Es difícil de explicar
2. He escrito una nueva novela:D
Creo que es lo mejor que he escrito hasta el momento, así que vayan a echarle un ojo :D
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Magia y Fuerza (PAUSADA)
Fantasía¿Estas dispuesta a sacrificarte por quien amas? La vida de Eliza era simple, y con un futuro ya escrito, pero le arrebataron a quien más amaba: su hermana. Se vió obligada a internarse en un mundo de criaturas extrañas, guardianes, espíritus y magia...