Mi nombre es Hana Reis, soy una oficial de la Orden Militar Alas Carmesí, y ha pasado un tiempo desde que abandoné el reino en el que nací, porque considero que ya no tengo a nadie ahí por quien seguir viviendo.
He sabido sufrir las desventuras que me ha tocado vivir, mi madre murió poco después de mi nacimiento, mi padre me contaba que era una mujer muy hermosa y de buen corazón, Jun era su nombre y era una maga muy talentosa. Aunque no pude crecer a su lado sé lo mucho que nos quería, y puedo decir que siento lo mismo por ella.
Mi padre por otro lado, fue el militar más importante del reino en los últimos tiempos, fue el General del ejército real en la "Gran Guerra", que se libró en el continente hace siete años. Su nombre era Xavier Reis, él no era mago pero tenía una capacidad física de temer y su dominio de la espada era inigualable, todo eso sumado a su gran inteligencia lo llevaron a ganar su estatus dentro de la élite militar, era un gran estratega. No sé si tenga siquiera un poco de sus virtudes, pero siempre hago lo posible por ser la mejor, aunque sea a mi manera.
Durante la "Gran Guerra", nombre que se le dio a la última batalla antes de que se establezca el Pacto de No Agresión bajo el que actualmente vivimos, después de la última batalla que había conseguido mi padre junto a su ejército, tuvieron un encuentro directo en la ciudad de Giga con el rey mago Lian, que en un acto desleal se presentó al mando del ejército enemigo, cuando las normas de guerra no permitían la participación directa de los reyes en ningún conflicto continental. Aquello fue una masacre, el ejército de mi padre fue completamente aniquilado, y ese acontecimiento quedó grabado en la historia como el "Exterminio de Giga".
Mi padre tenía un gran amigo, Sandro Lytton, el líder de la Orden élite del reino, Lobo Blanco, a quien al parecer le pidió que se encargue de mi cuidado si algo le llegara a pasar. Pero él no lo hizo, dejándome de lado, a pesar que tenía la capacidad suficiente para poder convertirme en militar, me dijo directamente a la cara que no tenía aptitudes.
Me aconsejó que continuase mi vida fuera de los temas militares: "Esto no es lo tuyo, te conseguiré un hogar" me dijo. Un idiota en todas las formas posibles.
Pero por aquel entonces un grupo de personas habían conseguido la aprobación de la reina para formar una nueva Orden militar, y junto a mí, reclutaron a otros niños más. Andrei Ardax fue el líder de Alas Carmesí y quien confió en mi capacidad, fue como un segundo padre para mí y además de un gran amigo.
Como Alas Carmesí comenzamos a crecer en el reino y a hacernos conocidos, llegando a superar en la clasificación de categorías a la Orden Dragón Negro. Seis años después, uno de nuestros mejores miembros, Aedaldor Drake, decidió cambiarnos por la élite Lobo Blanco, y es algo que no pudimos perdonar. Aun así seguimos creciendo y convirtiéndonos en una de las órdenes más inquebrantables.
Transcurrió un año más y sucedió lo que nunca me hubiese imaginado que iría a pasar, Andrei y mis amigos fueron cruelmente asesinados, y una vez más por cortesía de Lian. De los oficiales principales solo quedamos Ailith y yo, porque no estuvimos en aquel momento con ellos.
Ailith resultó ser igual que Aedaldor, ella se negó a ayudarme a tomar venganza por la muerte de nuestros amigos y decidió irse, y junto a ella se fueron todos nuestros miembros. No la quiero volver a ver, es una cobarde.
Yo sola desde luego no iba a poder hacer nada, así que decidí salir en busca de nuevos aliados, decidí comenzar mi aventura fuera de Agaia, y así fue como conocí por accidente a Milo; lo salvé de ser asesinado por unos vulgares delincuentes cuando estaba herido de gravedad.
Grande fue mi sorpresa cuando me enteré que él también era un criminal, y más aún que era uno de Thrin Theras. Pero jamás hubiera imaginado que resultaría siendo más que un simple criminal, es un miembro de la organización de asesinos más temida del continente, Safiot.
Ha sido un golpe de suerte poder tenerlo como aliado, y no solo a él, sino también a Ireth y a la pequeña Aiko, y aunque realmente el único que aceptó formar parte de Alas Carmesí fue Milo, pienso pedírselo a ellas dos también.
Creo que después de todo estoy logrando lo que buscaba, compañeros de equipo y quizás hasta amigos, ¿por qué no? Y ahora como líder que soy, si toca arriesgar la vida por ellos, lo haría sin dudar. Es mi convicción.
