Un secreto hecho collar

Capítulo 20

Antes de dar un solo paso, doy pequeños toques a la zona de mi cuello, asegurándome que el collar no esté a la vista de alguien.

Suspiro y miro como Ángel sigue con su sonrisa burlona. Decido ingresar de una vez.

Y lo primero que veo al ingresar es a mi tía Vicky, apresurada por darme un gran abrazo.

–Medalyd, qué linda estás–Se aleja un poco y se lo que va a venir. Me apretuja las mejillas y sonríe–. Cada vez que te veo me doy cuenta que eres definitivamente una Taens.

Me sonrojo.

Estoy por decir algo para que deje mis mejillas tranquilas cuando, como si hubiera oído mis súplicas internas, Ángel decide interrumpir.

–¿Son parientes?

–Es mi tía –contesto, pero mi respuesta parece ser opacada por el pequeño grito de mi tía.

–¡Oh! ¡Ya llegó mi empleado estrella!

Empleado estrella

Le echo una mirada curiosa a Ángel y este hace una mueca divertida antes de hablar–: No le hagas caso, Vicky me tira muchas flores.

Solo una palabra de esa oración hace que prácticamente me quede boquiabierta.

–¿Vicky? ¿Así tan informal?

La nombrada mira a Ángel y le sonríe. No sé qué significa su expresión, pero ella definitivamente entiende la mía.

–¿No te lo contó tu papá?

¿De qué carambolas peladas habla?

–Tengo nuevo galán –Lo señala.

Y ese es el punto quiebre.

Se me revuelve el estómago y no sé porqué, debería haberme acostumbrado a sus parejas jóvenes. ¡Pero es que Ángel no solo es joven, es más joven que todos sus galanes!

Decido mirar a Ángel. No lo niega, más bien, le sonríe devuelta a mi tía.

Carraspeo.

–Y... ¿En qué te puedo ayudar, tía?

Sí, lo mejor es cambiar de tema.

–A lavar los servicios. Cada vez viene más clientela y no está faltando las manos –Aprieta mi hombro ligeramente–. Aprecio que hayas aceptado venir para ayudarme. No te preocupes, no tendrás que ayudarme por mucho tiempo, ya coloqué anuncios para contratar a alguien más... ¡Carambola, casi me olvido!

Definitivamente es hermana de mi padre.

–El encargado te enseñará lo que debes saber para atender a los clientes.

–¿Atenderlos? ¿No iba a lavar los servicios?

– Eso es por este día– Se ríe y hace una seña–. En el cuarto de la izquierda están los vestidores, ahí dejé un uniforme para ti.

Se va por un pequeño pasillo y aprovecho para preguntarle a Ángel, algo incómoda por la reciente información:

–¿Quién es el encargado?

La pregunta le causa gracia–. ¿Quién más? Uno de sus empleados estrellas.

Se señala.

Es broma, ¿verdad?

Quiere decir algo, pero al final solo forma una sonrisa y niega antes de dejarme sola.

Bien, este será un día largo.

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–¡Han pedido otro arte en taza y no hay tazas! –Escucho como alguien bufa y empiezo a tratar de lavar más rápido–. ¿Quién es el encargado de lavar los...? Medalyd.