–¡¿Y ahora?!
–¡Una vuelta más!
–¡Has estado diciendo lo mismo desde hace rato!
No puedo verlo desde la distancia en la que se encuentra, pero puedo jurar que el descarado se está riendo.
–¡Bien, regresa!
Carambola, ya era hora.
Con mi respiración agitada, continuo trotando hacia el medio del campo. ¡Lo sabía! Ángel en verdad se estaba riendo.
–¿Cómo es que una bailarina no tiene resistencia?
–Nosotros hacemos otro tipo de calentamiento. No trotamos alrededor de todo el campo ni nada de eso.
Y agreguemosle que no hace mucho acabo de reintegrarme a la danza.
Se ríe y asiente–. No te preocupes, de todas maneras lo haces bien. Supiste controlar la respiración en la mayoría de las vueltas.
«En la mayoría», me repito la palabra en mi mente. No está mal.
–Puedes ir a tomar agua. ¡Ah! Y antes de comenzar, necesito que te coloques el uniforme que he dejado en el banco, como te enseñé.
Asiento y antes de correr hacia el banco, me giro hacia él.
–¿Estás seguro que no quieres ser entrenador? –bromeo
Él surca una sonrisa y es ahí donde me lamento por preguntar: aquí viene otro de sus intentos por molestarme.
–Lo estoy –Afirma y cuando se detiene a mirarme, le es inevitable reírse–. Aún ni te he molestado y ya estás sonrojada.
–¿Ya mencioné que te odio?
Coloca su mejor cara de ofendido–. ¿Lo haces?
–Claro, eres un amigo horrendo.
–Auch, justo en la friendzone –Dibuja una carita triste en su rostro–. De todas maneras, yo creo que eres una amiga muy linda.
–¡Ángel!
• • •
–Últimamente te quedas más tiempo en la institución, ¿a qué se debe?
Dejo de rebuscar en el tocador y miro a la pelirroja–: Hice caso a tu loco consejo y me conseguí a mi entrenador de fútbol americano.
–Wow, wow, alto ahí, ¿qué consejo?– Ahora es Tracy quién nos mira a ambas, ha dejado de maquillarse.
–Uno loco –me encojo de hombros y termino sonriendo–, a penas voy cinco días, pero siento que de verdad podría ayudarme con la resistencia física.
–¿Y quién es el entrenador? –pregunta Tracy interesada en la conversación–. Ángel, ¿verdad?
No respondas, no respondas.
Cuando encuentro el perfume que buscaba, me rocio un poco de su contenido y me observo en el espejo.
Lenny suelta una carcajada–. Es obvio, ¿por qué le preguntas? Hasta podría decir que le gusta.
Me sonrojo ante la sonrisa insinuadora que me da y bajo la mirada para alisar mi vestido.
¿Gustarme Ángel? No, se le ha safado otro tornillo a la pelirroja.
Seguro no me cree.
Me volteo hacia ella y frunzo el ceño para hacerle saber que no es así.
–No me mires así, sabes que tengo razón –afirma y se da la vuelta al espejo para pintar sus labios–. ¿O por qué estás yendo a una fiesta? No me digas que de pronto te gustan.
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Un secreto hecho collar
Romance-¿Destino? Que palabra más rara el de los humanos. -Lo dices porque no tienes a qué aferrarte, Denilcen. -Bueno, a ti te crearon primero, debes saber más. Vamos, dime, ¿el destino existe? -No contestaré a ello. -Anda, no reprimas tu sabiduría, Nexha...