Capítulo 3

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"- ¿Dónde estamos, mamá?

"- Chhh... tú calla y escucha, es importante.

"- ¿A quién?

"- Mi niño, mi pobre niño... la que te ha caído encima...

"- ¿A quién debo escuchar?

"- A aquellos que te siguen sin miedo, a pesar de que saben de que corren grave peligro a tu lado...

"- ¿Te refieres a Edward?

"- Cuando un alma recibe ayuda divina no debe temer; no busques la luz, pero tampoco te hundas en las sombras. Ahora me marcharé; mi tiempo contigo terminó, no me dejan volver a verte...

"- ¿Pero por qué?

"- Sólo una visita, una y no más; es el precio de un alma muerta, la misma materia sólo se puede reproducir una vez.

"- ¡Pero esto sólo es un sueño!

"- ¿De veras lo crees?

"- ¡Mamá! ¡Mamá!

"- Te quiero, hijo... siempre te quise...

"- ¡¡Mamá!!

"- No sucumbas al mal...

"- ¡¡¡Mamá!!!"

Louis despertó, sobresaltado.

- ¿Qué sucede?

Edward se había acostumbrado a que su amigo siempre se despertase gritando, hablase en sueños, e incluso que su otra personalidad apareciese de vez en cuando. Pero la intriga le corroía más y más pues, tras cinco semanas, aún no habían descubierto nada; y cada vez eran más frecuentes los cambios de personalidad de Louis, y durante más tiempo. La última vez, había estado dos días enteros con la personalidad del pecado correspondiente a "lujuria".

- Nada, un... mal sueño- respondió.

Edward le miró, y se fijó por primera vez en mucho tiempo de los cambios que su amigo estaba sufriendo: cada vez tenía la piel más pálida, su mirada se volvía más fría e insensible por días, estaban apareciendo dos bultos extraños en su espalda, y sus colmillos ahora parecían bastante más largos que los de una persona normal y corriente, pero tampoco pasando los límites de lo que llamaríamos sobrenatural.

- Duerme un poco más- ledijo.

- ¿En este suelo? No, ni hablar. Lo que me apetece ahora es comer- dijo Louis.

- No tenemos dinero- se disculpó Edward.

- Eso es fácil conseguirlo- replicó Louis, en tono burlón.

- Ya, pero si nos estamos ocultando, no debemos llamar la atención...

- ¡Aparta, payaso! ¡¿Y tú dices ser un buen ladrón?! ¡Tu puta abuelita lo haría mejor que tú!- le dio un empujón, y salió de la casa abandonada en donde habían dormido, dando un sonoro portazo.

- ¿Thanatos?- murmuró Edward, una vez Louis se había ido.

Fue tras él, para evitar que su amigo... o Thanatos, en este caso, se metiese en algún problema; al fin y al cabo, tras esa persona malvada no debía olvidar que se escondía Louis, su único buen amigo.

- No me sigas. Si no vas a obedecerme, quédate donde estás- dijo "Louis" entre dientes, haciéndole saber lo enfadado que estaba.

- Pero...- Edward se le quedó mirando, sin saber qué hacer.

Proceso LigspeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora