Habían pasado ya dos días desde los sucesos en el bosque, pero Edward no paraba de darle vueltas al asunto: primero había pillado a Louis a punto de morir por sobredosis, y supuestamente por aquel entonces había dejado ya las drogas; luego había descubierto que tenía doble personalidad, y que esta última hacía cosas atroces y le trataba como un trapo, y lo peor es que parecía que disfrutaba con ello; y ahora, esa borrachera, cuando se suponía que ya había dejado su adicción al alcohol, y además en el sitio y cuando menos se lo esperaba, ¡en mitad de un bosque! ¿Qué le estaba pasando a su amigo? ¿Dónde estaba el Louis de antes?
Vale, nunca había sido un chico muy cuerdo, por eso mismo le habían elegido como jefe de la pandilla, pero nunca habría pensado que se acabaría volviendo loco. Porque debía ser eso lo que le estaba pasando: locura. Tantos excesos, tantos malos ratos... habían acabado haciéndole mella.
Pero tampoco podía ser... él mismo había visto cómo los objetos se movían solos, cómo aparecían y desaparecían éstos ante sus propios ojos... ¿Qué se estaba cociendo a sus espaldas? ¿Qué era eso que él no llegaba a ver, ni a comprender?
«¡Ay, todo esto es tan confuso...!»- pensó.
Sea como fuere, nunca debía olvidar que Louis era su amigo, y que pasase lo que pasase, jamás debía abandonarle, por su propio bien.
Louis se le quedó mirando.
- ¿Te pasa algo? Desde lo del bosque no pareces el mismo...
«Tú tampoco. Sé que me ocultas algo, Louis. Y me gustaría saber el qué. Quizás eso me ayudaría a conocerte mejor, a comprenderte, a conocer la situación exacta en la que nos encontramos».
- No es nada- mintió Edward.
«¿También tú estás contribuyendo a aumentar las barreras que cada vez nos separan más y más?»- pensó Louis con tristeza, pero no quiso, o no se atrevió, a decir nada.Pasado un rato de incómodo silencio entre ambos amigos, Louis notó que el dolor del "tatuaje" estaba aumentando. Digo estaba aumentando, porque consta decir que desde el momento en que tuvo esa "alucinación" tan extraña en el bosque, no había dejado de dolerle.
Sintió otro empujón interno, que ya conocía tan bien y sabía lo que significaba, y las consecuencias que esto traería más tarde.
- ¿Paramos?- sugirió de pronto.
- No, sigamos- contestó Edward bruscamente, aún profundamente sumido en sus pensamientos.
Tal vez por ello no se dio cuenta del cambio que se había producido en su amigo.
- ¡¡Paramos!!- exclamó Louis, ya más como una orden que como una sugerencia.
- El pueblo más cercano está tan solo a un par de horas. Ya descansaremos entonces.
- ¡Ah, comprendo! El nene se nos está revelando, ¿no? ¿Es eso?
«¡Thanatos! ¿Otra vez tú?»
- Pues sí- pues sí, me estoy revelando. ¿Y qué?- se atrevió a contestar Edward, sabiendo que las consecuencias que le iba a traer ese comportamiento no iban a ser nada buenas.
Y justo pasó. Sin contemplaciones, "Louis" le metió una gran paliza, que le llenó de moratones.
- ¡¡Estoy harto!! ¡Si no quieres moverte, haz que aparezca un coche o algo así, hijo de puta!- el muchacho estaba fuera de sí. No le había gustado nada la paliza. ¿Y a quién sí?
- Muy bien.
Con un chasquido de dedos, Thanatos hizo que un lujoso descapotable apareciese ante los ojos del enfadado y asombrado Edward. Ambos subieron.
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Proceso Ligspea
HorrorUn ritual satánico nada más nacer, que culmina con el asesinato de la madre del recién nacido, iniciado a lo oculto; un suicidio; una vertiginosa carrera de violencia, droga y crimen. Las palabras de una vieja loca: "Siete pecados: soberbia, avaric...